* Cerveza: existen muchas variedades, desde la explosiva Salvator-Doppelbok, la cerveza más fuerte, a la cobriza Hubertusbock pasando por la popular Maibock. Es recomendable no seguirle el tren a los alemanes en cuanto a su ingesta. * Fútbol: en el bello Olimpiastadion oficia de local el poderoso Bayern München. El equipo alemán es uno de los pocos que en ese país juega a algo parecido al fútbol, de allí que una visita a Munich puede concluir con una visita a su cancha, en particular para apreciar de qué forma se vive el fútbol en el país teutón. * Ilustres: aunque no figura en las guías turísticas, o quizás precisamente por eso, conviene dirigirse por la noche a Schwabing, un barrio bohemio y desenfadado en las afueras de la ciudad. A principios del siglo pasado acogió a personajes ilustres como Lenin, Henrik Ibsen, Rainer Maria Rilke y Bertolt Brecht, aunque también Adolf Hitler lo frecuentó. * Restaurantes: quienes deseen comer en un ambiente más tranquilo, aunque sin dejar de beber cerveza, pueden hacerlo en algunas de las cervecerías históricas del centro de la ciudad, conocidas como Bierkeller o Biergarten según estén ubicadas en una bodega o tengan jardín. Las más populares son la Augustinerbrau (Neuhauser, 27), un local en el que se disfruta de un ambiente añejo de principios del siglo pasado y donde se ofrece una excelente comida. Hofbrauhaus (Platzl, 9) es la más famosa y todavía la más popular entre los muniquenses. Franziscaner Fuchsenstuben (Perusastr, 5) es una de las más conocidas y donde tradicionalmente se come la mejor Weiwurst, la típica salchicha blanca que, según se dice, sienta mejor si se come antes del mediodía. * Transporte: probablemente lo más cómodo y barato sea adquirir la Munich Welcome Card, que cuesta doce marcos por día, algo así como seis pesos, y permite entrar en muchos museos gratis o a mitad de precio, además de acceder gratuitamente a cualquier medio de transporte. En cualquier caso, Munich es una ciudad que puede recorrerse a pie sin problemas.
| |