Washington. - Cuatro cazas militares estadounidenses despegaron el martes en una frustrada misión en su dramático intento por desviar a los aviones secuestrados por terroristas y que fueron estrellados contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington. En esta ocasión los pilotos llegaron tarde. La orden de despegue de los cazas partió desde el Pentágono, justamente donde el tercer Boeing se estrelló. La secuencia de los tiempos revela una fatal falta de coordinación entre los controladores de vuelo civil, que entraron en alarma a las 8.20 locales para el primero de los cuatro aviones utilizados como misiles contra una de las Torres, y los controladores militares, que entraron en acción a las 8.50.
Un retraso de 30 minutos que permitieron a los terroristas cometer su acto delictivo sin ser molestados. Los primeros dos cazas F-15 levantaron vuelo desde la Otis Air National Guard Base de Falmouth (Massachusetts) exactamente a las 8.52 de la mañana, cuatro minutos después del ataque contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York. Mientras los pilotos se dirigían a toda velocidad hacia Nueva York, el segundo Boeing en manos de los terroristas se estrellaba contra la otra torre.
Falta de coordinación
Pasaban 20 minutos, un intervalo fatal, antes que los controladores militares fueran informados, a las 9.30 locales, que un tercer avión de línea secuestrado estaba volando con dirección a Washington. Es allí cuando partió la orden de despegue para los cazas F-16 situados en la base de Langley, en Virginia, en las afueras de la capital. A las 9.35 los cazas ya estaban en el aire. Pero no lograban interceptar al vuelo de American Airlines 77, que dos minutos después se estrellaba en el área oeste del Pentágono.
A ese punto la alarma general ya había sido activada. La Administración Federal Aeronáutica estadounidense (FAA) cerró todos los aeropuertos y el Pentágono ordenó el despegue de cazas, aviones radar AWACS y aviones cisterna. En la mira de los militares estaba todavía el cuarto avión secuestrado, el vuelo de la United Airlines 93 que despegó desde Newark (New Jersey) y que se encontraba en los cielos de Pensilvania. "Estábamos en posición de derribar al avión secuestrado, si era necesario. La orden debía llegar del presidente George W. Bush. Aunque no tuvo ese problema para decidir. El avión cayó antes que interviniéramos, probablemente por un acto heroico de los pasajeros", admitió el viceministro de Defensa Paul Wolfowitz.
El vuelo UA93 cayó en un bosque de Pensilvania, unos 35 minutos después de que fuera estrellado el tercer avión secuestrado contra el Pentágono. Las autoridades militares desmienten haber participado en el derribo del avión de la United Airlines 93.
En los tiempos de la Guerra Fría los radares militares vigilaban el tráfico aéreo por temor de ataques nucleares por parte de bombarderos soviéticos. Pero cuando la amenaza de un ataque se desplazaba sobre misiles enemigos, el Pentágono dejaba a los civiles controlar completamente el tráfico aéreo hacia EEUU.
Atrás quedó la Guerra Fría
A la altura de la Guerra Fría, miles de pilotos de caza estaban listos a entrar inmediatamente en acción, con pocos segundos de preaviso, mientras que ahora la defensa estadounidense cuenta con 60 cazas, en todo el continente norteamericano, en estado de alerta. Esto explica la dificultad encontrada por los militares en el momento de despegar a tiempo a los cazas.
Un estado de extrema alerta destinado en el futuro, inevitablemente, será atenuado. Pero no se podrá regresar más al somnoliento y distraído control que dejó el martes a la mañana sin la potente máquina de guerra estadounidense incapaz de reaccionar. (Ansa)