Washington. - El presidente George W. Bush prometió al pueblo norteamericano que los responsables de los ataques contra Nueva York y Washington "escucharán muy pronto nuestra respuesta", mientras fueron convocados 50.000 reservistas y el Capitolio avanzó en el apoyo financiero y político de la represalia militar a los atentados del martes. El presidente aseguró a un país golpeado por el terrorismo que EEUU estará a la altura de su responsabilidad histórica y "erradicará la maldad del mundo". "Puedo oirlos", dijo Bush ayer ante centenares de agotados trabajadores de rescate en el Centro de Comercio Mundial en Nueva York, adonde viajó ayer. "El resto del mundo puede escucharlos, y la gente que derribó estos edificios pronto sabrá de todos nosotros", agregó.
Fuentes militares dejaron entrever que la represalia militar no sería sólo contra Afganistán, donde se supone se oculta Osama Bin Laden, sino que abarcaría potencialmente al menos un total de 34 países que prestan apoyo a los terroristas islámicos o en los que habría células de éstos. La guerra global al terrorismo no se limitará tampoco a la organización de Bin Laden.
Los rescatistas gritaron consignas que retumbaron en el paisaje de los edificios derruídos, un momento breve de emoción en la escena del peor atentado terrorista jamás perpetrado en territorio estadounidense. Un poco más temprano, Bush oró junto con su gabinete y asistió a un servicio religioso en la Catedral Nacional de Washington antes de abordar el avión presidencial para viajar a Nueva York. El avión presidencial, escoltado por aviones de combate estadounidenses, viajó por primera vez desde el martes, cuando unos aeropiratas se apoderaron de cuatro aviones y los hicieron estrellar en Nueva York, Washington y Pensilvania, provocando gran destrucción y enormes pérdidas de vidas.
"Esta nación es pacífica, pero cuando se indigna es feroz", dijo el presidente en la ceremonia religiosa. "Este conflicto comenzó a la hora y en las condiciones fijadas por otros. Pero terminará a la hora y en la forma que decidamos nosotros". En la ceremonia se rindió tributo a un total calculado en unas 5.000 víctimas de los ataques.
Algunos asesores dijeron que Bush cambiará su retórica conforme vaya delineando en términos francos los sacrificios que enfrentan los estadounidenses. Algunos funcionarios dijeron, por ejemplo, que el combate a los terroristas expondrá a los soldados estadounidenses a graves riesgos y a los ciudadanos norteamericanos a atentados de represalia. Los estadounidenses deben estar preparados para ambas posibilidades antes de que Bush ordene el ataque, dijeron algunos de sus colaboradores.
Millonario paquete de ayuda
También ayer, el presidente convocó a 50.000 miembros de la Guardia Nacional y la Reserva que serían usados para reforzar a los patrullajes aéreos en las principales ciudades, que efectúan desde el martes aviones militares de las 26 bases aéreas del país, mientras el Senado aprobaba por unanimidad la asignación de 40.000 millones de dólares para los esfuerzos antiterroristas y de limpieza y reconstrucción, algo que pasará a la historia como el "Plan Marshall para Nueva York".
Puesto a punto la noche del jueves durante frenéticas consultas entre representantes de la administración y ambas cámaras, el paquete de ayuda financiera duplica lo solicitado inicialmente por el presidente George Bush. Basta considerar que esta cifra llega a los dos tercios de lo gastado durante la Guerra del Golfo, hace diez años. La mitad de este dinero, según el acuerdo, deberá ser usado para apoyar a las familias de las víctimas de los atentados del martes e iniciar operaciones de remoción de escombros y reconstrucción de la zona devastada de Manhattan.
El Congreso también aprobó medidas destinadas a asignar cifras de entre 150.000 y 180.000 dólares a las familias de los policías, bomberos y otros cuerpos de socorro caídos en el intento de prestar ayuda a las víctimas de los atentados. Esta medida había sido alentada por el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani.
Desde el punto de vista operativo, 10.000 millones de dólares estarán inmediatamente a disposición para las operaciones de socorro y de reconstrucción, para aumentar la vigilancia en los aeropuertos y todos los centros neurálgicos y para encontrar a los terroristas. Otros 10.000 millones de dólares estarán disponibles no bien la Casa Blanca le detalle al Congreso cómo serán utilizados los fondos.
Después de votar en favor de la solicitud de ayuda financiera, el Senado se dedicó de inmediato a discutir la segunda medida: el respaldo del uso de la fuerza contra lo que Bush y muchos legisladores han llamado una guerra contra los terroristas. Bush y su secretario de Estado, Colin Powell, prometieron una campaña global contra el terrorismo y aquellos como Osama Bin Laden, al tiempo que los estadounidenses continúan consternados. El presidente planea una campaña exhaustiva contra grupos terroristas que podría prolongarse durante varios años, dijo un funcionario de la Casa Blanca con la condición del anonimato.
En tanto, amenazas de bomba obligaron al desalojo de la Gran Terminal Central y muchos otros edificios en Nueva York, mientras que en la capital, otra amenaza de bomba obligó a los legisladores a abandonar el Congreso. (AP-Ansa)