Washington. - Desde majestuosas catedrales a mezquitas e iglesias de pequeños poblados, Estados Unidos guardó luto ayer, orando por las víctimas de los atentados terroristas y buscando valor para la batalla que se avecina.
Los poderosos se reunieron en Washington, donde el presidente George W. Bush y cuatro ex mandatarios estadounidenses se reunieron en la Catedral Nacional.
Por su parte, los ciudadanos comunes se abrazaron, oraron y lloraron juntos en sus propios templos religiosos.
Bush se refirió a la decisión de Estados Unidos de combatir el terrorismo, y alabó a los héroes de la semana: a los bomberos que murieron en el Centro de Comercio Mundial; a los pasajeros que ofrecieron resistencia en uno de los aviones secuestrados y a los voluntarios que acudieron a Nueva York para atender a las víctimas de quemaduras.
"Nuestra responsabilidad con la historia ya está clara: responder a estos ataques y librar al mundo del demonio", dijo Bush, además de asegurar: "Esta nación es pacífica, pero furiosa cuando se enfada".
Hablando en la majestuosa Catedral Nacional, de estilo gótico, Bush pidió al país consolar a los familiares de las 5.000 personas que se cree murieron en los atentados con aviones secuestrados que se estrellaron el martes contra el World Trade Center, en Nueva York, y en el Pentágono, en las afueras de Washington.
Mientras la mayoría de los habitantes de la nación se dirigía a las iglesias, sinagogas y mezquitas, Bush elogió lo que llamó una unidad estadounidense de fe y fundamentos.
"Esta es una unidad de cada fe y cada fundamento", dijo el presidente. "Nuestra unidad es de pesar y de una firme solución a prevalecer contra nuestros enemigos. Y esta unidad contra el terror está extendiéndose ahora por el mundo".
Bush estaba acompañado de los ex presidentes Bill Clinton, George Bush, Jimmy Carter y Gerald Ford, de miembros del gabinete y del Congreso.
Al proclamar la jornada de ayer como día nacional de oración y recuerdo, Bush instó a grupos comunitarios y lugares de culto en toda la nación a que celebraran ceremonias al mediodía, que tocaran las campanas, además de que planearan vigilias a la luz de velas. También alentó a los empleados para que salieran de sus trabajos para asistir.
Billy Graham, un octogenario que padece el mal de Parkinson, pronunció un sermón.
"Hoy le decimos a los que concibieron este cruel plan y a los que lo ejecutaron, que el espíritu de esta nación no será derrotado por sus confabulaciones retorcidas y diabólicas", dijo Graham.
Una ceremonia que atravesó el país
En todo el país, los estadounidenses asistieron a numerosos servicios religiosos.
Gran cantidad de gente se congregó a las puertas de la Catedral de San Patricio en Nueva York, al mediodía. A dos calles de distancia, otra multitud ingresaba a una iglesia en Quinta Avenida. Unas 100 personas oraban en la Iglesia Congregacionalista Central en Providence, Rhode Island.
"Si algo bueno puede salir de esta horrible tragedia, es que nos hemos reunido y dejado de lado nuestras diferencias", dijo Maura Mullaney.
Unas 3.000 personas se reunieron frente a la Asamblea Legislativa del estado al mediodía. Una gigantesca bandera ondeaba detrás de políticos y líderes cristianos, judíos y musulmanes.
Un servicio ecuménico en la catedral de Lansing, Michigan, también incluyó oradores cristianos, islámicos y judíos.
"Ablanda nuestra corazón, cura nuestra alma y quítanos la amargura", dijo el reverendo George Shalhoub de la Iglesia Ortodoxa Antioqueña Santa María.
Las puertas de la Primera Iglesia Bautista de Richmond, Virginia, abrieron al amanecer para recibir a quienes desearan orar en el día nacional dedicado a recordar a las víctimas de los ataques terroristas.
"Oraremos por nuestra ciudad, oraremos por nuestra nación y oraremos por todos los que perdieron la vida", dijo el religioso Peter Jamer Flamming. (AP)