Walter Palena
Alberto Natale muestra una alegría moderada. Sabe que la fuerza política que lidera, el Partido Demócrata Progresista, está en las puertas de hacer la mejor elección en la provincia de Santa Fe desde el regreso de la democracia, en 1983. "Hay encuestas que nos dan muy bien como para ser optimistas, pero prefiero no arriesgar pronósticos", se ataja, en referencia a los sondeos que indican que el PDP tiene la chance de colocar tres legisladores en la Cámara de Diputados.
"La Alianza está soportando los productos de sus errores políticos y económicos. Y el peronismo todavía es un recuerdo no muy lejano de lo que fue su presencia en los últimos tiempos en el poder", reflexionó para reforzar sus argumentos de que el electorado santafesino buscará esta vez en la democracia progresista una nueva alternativa ante el tradicional bipartidismo.
La única vez que su rostro mudó de la distensión a un rictus serio fue cuando, en la charla que mantuvo con La Capital, se lo consultó sobre si el PDP podría también sufrir el impacto del abstencionismo, producto del hartazgo que manifiesta la población hacia sus dirigentes por las promesas incumplidas. "La gente sabe muy bien separar la paja del trigo: ser del PDP es sinónimo de credibilidad y coherencia política", enfatizó.
-Frente al malhumor que expresa la gente hacia los políticos, ¿tiene ganas de hacer campaña o se ve obligado por las circunstancias?
-No estoy obligado. Esto lo hago con la misma pasión de siempre. Por lo demás, estoy convencido de que la gente, aun en un momento crítico como este, distingue a los dirigentes y sabe separar la paja del trigo. Sabe que ser del PDP es sinónimo de coherencia y credibilidad, al menos así se ve reflejado en algunas encuestas que estamos manejando.
-A nivel resultado, ¿puede ser la mejor elección del PDP desde el retorno de la democracia?
-Creo que vamos a hacer una elección muy buena en toda la provincia. Es muy difícil hacer estimaciones, pero tengo la certeza de que mucha gente nos va a acompañar con el voto.
-¿La coyuntura actual de la política es un dato que los beneficia?
-El gobierno de la Alianza está soportando los productos de sus errores políticos y económicos. Y el peronismo todavía es un recuerdo no muy lejano de lo que fue su presencia en los últimos tiempos en el poder.
-Sus adversarios políticos van a recordar que su partido apoyó la candidatura de De la Rúa.
-En las elecciones de 1999 respaldamos, en el orden presidencial, a De la Rúa. Pero en la lista de diputados nacionales concurrimos con nuestros propios candidatos para marcar la individualidad. Acompañamos a la Alianza porque entre esa alternativa y Duhalde, no teníamos duda de que era preferible De la Rúa.
-¿Se arrepiente ahora de haber apoyado a De la Rúa?
-No. En ese momento era lo que correspondía hacer. Después se fueron produciendo situaciones que todos conocemos: el conflicto político cuando Carlos Alvarez renunció a la vicepresidencia y las decisiones económicas que al cabo de estos dos años de gobierno nos sumergieron en más recesión. Pero en el Congreso de la Nación actuamos con absoluta independencia.
-¿Cómo imagina la gobernabilidad después de los resultados del 14 de octubre?
-No creo que varíe sustancialmente la correlación de fuerzas en el plano institucional, a pesar de que se espera un duro golpe para el oficialismo. Cuando se pasaron momentos críticos, como fue la sanción de la ley de déficit cero, hubo una reacción responsable de todos los partidos. Nunca en la historia argentina, un presidente tuvo tantos poderes legislativos como los que hoy tiene De la Rúa. Nadie quiere empujar el país hacia el abismo.
-¿Eso hecha por tierra la hipótesis de que una derrota electoral de la Alianza precipitaría el alejamiento de De la Rúa?
-No pienso que eso pueda ocurrir. Repito: De la Rúa goza de facultades que le otorgó el Congreso, aparte de los decretos de necesidad y urgencia. El presidente los usó con tanta asiduidad como lo hizo en su momento Carlos Menem.
-¿Le teme al voto en blanco o al abstencionismo?
-Cuando mucha gente dice que va a votar por Belgrano o Sarmiento, está mandando un mensaje claro, al que no hay que temerle: están esperando un liderazgo moral acorde a los que tuvieron los fundadores de la patria. A la Argentina le hacen falta verdaderos liderazgos morales, pero que sean de carne y hueso. Y ese liderazgo es el que tratamos de impulsar desde el PDP.
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La Ciudad
