La caída del dólar frente al euro y al yen ocurrida el lunes por la tarde, luego de los atentados en Estados Unidos, disparó inmediatamente la pregunta sobre si se aceleraba la entrada en vigencia de la convertibilidad ampliada. Esta ley establece que a partir de la paridad de las monedas estadounidense y europea, el peso pasará a valer lo mismo que el promedio simple de ambas divisas.
"Todavía no hay razones determinantes para pensar que el euro se disparará frente al dólar ya que luego de lo ocurrido el lunes, la divisa norteamericana recuperó posiciones", señaló un analista del mercado local.
Entre las primeras reacciones luego de los atentados, comentaristas de distintas casas de inversiones internacionales coincidieron en señalar que la crisis de seguridad desatada en Estados Unidos como consecuencia de los ataques a símbolos importantes de su poderío económico y político seguramente impulsaría una caída del dólar.
Aún es temprano para determinarlo pero lo cierto es que la posibilidad de una modificación de la convertibilidad, planteada por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, como un horizonte a futuro, toma una forma más concreta.
De hecho, para anticiparse a ese escenario y mejorar la competitividad de las exportaciones argentinas, el ministro implementó el llamado factor de convergencia, que en los hechos creó un dólar especial para el comercio exterior.
Ese indicador, que comenzó operando como un adicional de más de 7 centavos por cada dólar exportado, se retrajo a un nivel de entre 4 y 5 centavos en los últimos meses. Esto es consecuencia de un movimiento de apreciación que la moneda europea experimentó respecto del dólar.
La iniciativa de la convertibilidad ampliada, y luego del factor de empalme, implicó un reconocimiento de parte de Cavallo del efecto negativo que el tipo de cambio tuvo en las exportaciones (especialmente las agroalimentarias) desde las devaluaciones del sudeste asiático, la caída del plan real y el fortalecimiento del dólar en los últimos años de la década pasada.
El tipo de cambio
Argentina coloca casi un cuarto de sus exportaciones agroalimentarias (entre granos y manufacturas de origen agropecuario) en Europa, mientras que las ventas al Nafta no superan el 10%. En ese sentido, un euro revaluado es un dato positivo para las ventas externas hacia ese destino.
Asimismo, al ser competidora en muchos rubros agropecuarios con la norteamericana, la producción agropecuaria local puede recoger los beneficios de un dólar más bajo.
Lo que preocupa es la relación cambiaria que se entablaría en la medida en que el euro equipare al dólar y luego siga subiendo. Argentina sólo recogería en un 50% los efectos de la depreciación de la divisa estadounidense.