Orlando Verna
La producción de videos rosarinos presentada en competencia en el Festival Latinoamericano de Video 2001 mostró una cara que no por conocida dejó de impactar: el amateurismo. Sólo un puñado de las obras zafó de esta patología de principios de siglo y a ellos se sumaron los que, pese a no ser profesionales, se destacaron por el ingenio de su realización. La muestra del miércoles, jueves y viernes en el auditorio del Parque de España se pareció más a una estudiantina que a un festival internacional y expuso a la nueva camada de verdes realizadores que deberán esperar una madurez aún por llegar. La muestra 2001 de videos rosarinos tuvo 38 trabajos divididos en cuatro categorías. Las ficciones fueron mayoría con 21 realizaciones, le siguieron los documentales con 12, hubo tres videos experimentales y dos animaciones. Paradójicamente, por su minoría, estas dos últimas realizaciones fueron las más celebradas, demostrando el excelente nivel de los animadores rosarinos. "El rayo rubio", de Julieta Boccardo y Pablo Rodríguez Jáuregui, y "Huija!", de Diego Rolle, alcanzaron, gracias a su calidad, la posibilidad de acceder a la muestra oficial competitiva del festival junto a "Predicciones", de la misma Boccardo; "La disección de una mujer ahogada", de Gustavo Galuppo, y "Todo de ti", de Federico Actis. "Predicciones" es un documental con un sobresaliente trabajo de arte sobre astrólogos y tarotistas, "La disección..." es un video experimental de un director que viene afianzándose año tras año, mientras que "Todo de ti" es, sin duda, la ficción mejor lograda con impecables planos cortos, una buena edición y mejores actuaciones. Los demás videos podrían comprenderse en dos grandes grupos. Los primeros son aquellos que en el fondo tienen una actitud y una búsqueda profesional o, por lo menos, de diversión propia o para el público. Los segundos son lisa y llanamente trabajos prácticos de estudiantes de cine que no necesariamente constituyen materiales para un Festival. Entre las ficciones, mantienen una arista de interés público "La condena", de Salvador Finocchiaro, el relato crudo y creíble de un robo a mano armada con personajes urbanos de clase baja; "7", de Juan Manuel Aronna, una historia cruda con una argumento original y sórdidamente divertido; "Gracias por la fe", de Andrea Martínez Dorr, un visión descarnada sobre la corrupción de las instituciones; y "Karla", de Enzo Monzón, una trabajosa producción basada en una mujer con sida que revisa su existencia. A ellos pueden sumarse "Más allá", de Conesa-Messiez y "Che, Rosario" de Carlos Vera, por su lograda síntesis argumental. Los documentales sufrieron una notable falta de pre y post-producción aunque despuntan por su impronta antropológica "Buscavidas: trabajamos en la calle", de Marito Santilli; "El fantasma de la Vigil", de Goyechea-Carmona-Zuninno-Navarri, y "Postales de vida", de Ana María Barzola. Otros documentales destacados son "Barajar y dar de nuevo", de Aldo Iñiguez, un video institucional sobre la actividad de la Cocina Centralizada, y "El gol que no fue", de Andrés Sambrano, la historia de un hincha de Central que entró a la cancha para evitar un gol en 1967, el video más aplaudido de la muestra, quizás por su carácter futbolero. Atendiendo a su calidad, los tres trabajos experimentales están encabezados por el ya mencionado "La disección..." de Galuppo, precediendo a "Huellas" de Nardelli-Regué y "Vuelta a la simplicidad del cosmos" de Invaldi-Mari. La mayoría de los otros trabajos no sobran, pero tranquilamente formarían parte de un archivo personal: algunos por su mal gusto, como "Una chancha y dos cochinos", de Luciano Lancieri, un trabajo producto de un infantilismo sorprendente; otros por su carencia de originalidad, como "Letra muerta", de Laura Peroules; y algunos más, por su absoluta falta de calidad como "Ausencias", de Nora Monutti. La muestra oficial competitiva de videos rosarinos dejó un gusto agridulce debido a la incipiente calidad de los trabajos. Así y todo, es la presentación de nuevos realizadores que realizan sus primeras armas. Ellos son el futuro de la actividad en la ciudad, así, hoy por hoy, no puedan por falta de recursos, ideas o tiempo, descollar como les gustaría.
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