En un partido histórico, en el que por primera vez desde 1884 dos hermanas se enfrentaron en una final de Grand Slam, Venus Williams derrotó a su hermana menor Serena por 6/2 y 6/4 y retuvo el título del Abierto de de Estados Unidos.
De nada valió la levantada de la menor de las estadounidenses en el segundo set, ya que Venus mantuvo el temperamento y la sangre fría y derrotó a su hermana sin contemplaciones, en un partido que duró apenas más de una hora y mostró exquisiteces técnicas en cuentagotas.
Al final del encuentro, ambas hermanas se saludaron con un largo abrazo mientras Venus le susurraba un "te quiero" en el oído a su hermana.
Luego, al momento de los premios, las hermanas protagonizaron un pequeño show de declaraciones y emoción para deleite del público que colmó el estadio Arthur Ashe.
Serena -quien se llevó como premio un trofeo y un cheque por 425.000 dólares- dijo que no estaba nerviosa por jugar la final del torneo y hasta tomó en broma el triunfo de su hermana, afirmando que "aún soy joven, tengo sólo 19 años y una larga carrera por delante".
Antes de recibir su propio trofeo por haber ganado el abierto y después de embolsar un cheque por 850.000 dólares, Venus declaró sentirse "bendecida por Dios" y "muy contenta de estar aquí".
Cuando le pidieron que compartiera las sensaciones que la acompañaron durante el partido con su hermana -con la que se lleva muy bien-, Venus dijo que "tiene cosas buenas y cosas malas, siempre quiero que ella gane porque soy la mayor".
"La amo mucho y eso es lo que cuenta", declaró la triunfadora entre sonrisas.
La llegada de ambas hermanas a la final del Abierto de Estados Unidos era "básicamente el sueño de nuestro padre y nuestra madre", reveló Venus, de 21 años y apenas quince meses mayor que Serena.
Para reafirmar su condición de hermanas normales, Venus aseguró que "cuando Serena gana un torneo yo estoy tan feliz como si yo misma lo hubiera ganado". Según la mayor de las Williams, "si yo gano, ella gana, si ella gana yo gano".
Esa parece ser la filosofía inculcada por papá Richard, quien antes del partido recordó que "viví en el ghetto toda mi vida, allí donde se sueña con llevar todo hasta el final".
Desde hace más de cien años que dos hermanas no se enfrentan en la final de un torneo de Grand Slam, cuando -en 1884- Maud Watson venció a su hermana menor, Lillian, en Wimbledon. (ANSA, AP y DA)
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