Después de grabar dos discos juntos y recorrer buena parte de América latina compartiendo escenarios con espectáculos como "Lo Cortez no quita lo Cabral" y "Cortezías y Cabralidades", la relación entre el cantante pampeano y el juglar tandilense Facundo Cabral se deterioró. La cuestión, según Cortez, fue que "cuando la libertad de los demás ingresa en la mía, creo que se me falta el respeto, lo que a su vez me da el derecho a protestar. Respeto a Facundo Cabral en todo sentido y creo que es un gran artista, pero considero que cometió una falta que me perjudicó cuando, estando en México y debiendo presentarnos ambos para ofrecer dos conciertos en la ciudad de Guadalajara, él no lo hizo y me dejó plantado", expresó.
En otro tramo de la conversación con Escenario, el artista tras recordar a entrañables amigos locales como Chiquito Reyes, expresó sobre su otro gran amigo, Alberto Olmedo, que "era un tipo gracioso en todo el sentido de la palabra, ingenioso y de una gran personalidad. Me dolieron mucho todas las barbaridades que se dijeron tras su muerte a propósito de que era adicto a las drogas y todo eso. Fueron todas mentiras. El era un ser cálido y además reunía todas las características del humor típico de los argentinos de ciudad, que es más arranque, inspiración y repentismo que reflexión".
Cortez, un personaje severo y de pocas palabras, señaló que en el terreno del humor goza tanto con el arranque olmediano como con las ironías borgeanas. "El problema es que con todo lo que pasa en este país no hay muchas ganas de reirse, pero tampoco es cierto que el argentino sea triste"
Lector y tanguero, el creador de "Callejero" indicó finalmente que entre las cosas que se llevará a su hogar en España se cuentan "algunos discos de Adriana Varela, de Osvaldo Pugliese que no tenía, algo que encontré del Cuchi Leguizamón y un par de libros como «El atroz encanto de ser argentino», de Marcos Aguinis, un trabajo muy bueno que habla de la Argentina con un dolor esperanzado".
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La Ciudad
