Año CXXXIV
 Nº 49.234
Rosario,
domingo  09 de
septiembre de 2001
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Alberto Cortez presenta el espectáculo "40 años de carrera" en el Astengo
El cantante afirmó que sus opiniones sobre la Argentina no son rencorosas

U. G. Mauro

"Yo tengo que ser agradecido con el doctor Carlos Saúl Menem ser humano, por la ayuda que me brindó en un momento muy difícil de mi vida, y no puedo entrar en un juicio político sobre una gestión que yo no viví directamente porque no resido en la Argentina. En ese sentido, me parece que lo correcto es someterse a los dictados de la Justicia". El concepto pertenece al cantautor Alberto Cortez, quien hoy, a las 20.30, se presenta en el Auditorio Fundación Astengo, Mitre 754, con el show "40 años de carrera".
Cortez, creador de éxitos como "Cuando un amigo se va", "Qué maravilla, Goyo", "Callejero" y "Mi árbol y yo", entre muchos otros, dialogó con Escenario sobre este espectáculo con el que celebra 40 años de una trayectoria. También recordó anécdotas relacionadas con algunas de sus primeras canciones exitosas, efectuó consideraciones sobre la situación económica y política argentina, y adelantó algunos conceptos sobre su próximo disco.
-¿Qué características tendrá el espectáculo de esta noche?
-Se trata de mi repertorio habitual, al que le voy agregar algunas cosas nuevas. Llego a Rosario acompañado al piano por el maestro Ricardo Miralles que a su vez dirige a tres músicos más.
-¿Cómo caracteriza a su próximo disco?
-Es un disco de neto contenido romántico. Son casi todos temas que tenía guardados y que rescaté de la época en que contaba con 18 ó 19 años. El título del compacto va a ser algo así como "Canciones levemente obscenas (Pecados de juventud)".
-¿Cuándo sale a la venta?
-El disco ya está grabado completamente y sólo falta editarlo. Conté con la dirección de un músico argentino muy talentoso radicado en México, Tino Gueizer, pero no le puedo decir una fecha exacta de salida.
-Desde su condición de residente en España, ¿cómo ve al país hoy?
-Sé lo que me cuentan los periódicos en España. Veo que la cosa no está para tirar cohetes, pero lo que más me preocupa es la situación social y veo que está complicado también lo político y lo económico. De alguna manera es la sociedad la que sufre toda esta debacle que ha vivido la Argentina, pero es algo que viene de tiempos inmemoriales. Argentina siempre fue un país que dependió de los magos, de la magia de un señor o de la magia de una forma de gobierno o de la de un sistema, pero siempre de la magia. No se puede apostar todo a la magia. Nunca hubo una actitud madura.
-Pero durante este tiempo en el que permaneció aquí, ¿qué pudo percibir?
-Es un juicio que es muy mío y por lo tanto muy relativo, pero por lo menos percibo a un pueblo empobrecido. Es como que hay un gran vacío de poder, ingobernabilidad y me parece que estos problemas tienen como responsables a todos los que gobernaron este país en los últimos años.
-¿Hoy vuelve a tener vigencia la canción de protesta?
-Eso es algo que hubo que verlo desde determinados cristales, porque tuvo que ver con la política, y la política está para que la hagan los políticos. Siempre adopté esa postura. Ellos son especialistas en lo que discuten, o deberían serlo, por lo menos.
-¿No cree en los compromisos del artista?
-Para nada. Creo que en esta época en lo único en que todos, artistas o no, deberíamos mojarnos el culo es en exigirles a esas personas, los políticos, que asuman su responsabilidad por lo que son. Son personas llamadas a manejar cosas sumamente importantes como un país. Esto no es una barca de corsarios ni de aventureros; entonces hay que exigirles su deber y nada más; que los responsables de la Justicia sean justos, que los legisladores legislen con justicia y que los del Poder Ejecutivo sean ejecutores de cosas para el bien común y no entregarse vilmente al escarnio y al robo.
-¿Hoy volvería a escribir una canción como "Los americanos"?
-Seguramente, pero como creo que he juntado mucha bronca hacia las actitudes de los Estados Unidos, trataría de ponerle mucho más ingenio.
-¿En que circunstancias la compuso?
-La escribí en España durante el franquismo y se integró a una serie de canciones jocosas que hice como "Los ejecutivos", de María Elena Walsh. Se refería a la actitud que adoptaban los soldados de la base estadounidense que había cerca de Madrid cuando salían a pasear vestidos de civil y era un tiro por elevación a toda su prepotencia estatal. Lo divertido fue que la estrené en el local al que concurrían esos soldados, que por otra parte se reían bastante cuando la entendían. Recuerdo que hasta recibí una notificación de la censura española a pedido del embajador yanqui en Madrid...
-¿Qué siente cuando oye aquello de "¡qué pena de país!", que suelen decir los españoles cuando hablan de Argentina?
-Es dolorosísimo, porque yo siempre critico al país con amor, nunca desde el rencor o la imposición de ideas. Este era el país de la libertad y del amor pero hoy abro los diarios y veo que exportamos armas...
-¿Qué sintió cuando se enteró que su tema "Cuando un amigo se va" fue considerada por una publicación española como la tercera canción más bella del siglo
-Evidentemente me sentí halagado, pero seriamente creo que no es más que el producto de una estadística, de una encuesta que enorgullece. Ahora, de ahí a que eso sea real, hay bastante distancia. No está mal ni mucho menos, pero ¿cómo quedan entonces canciones como "La cumparsita" u otras?
-A propósito de grupos como Los Andariegos, con los que usted trabajo recientemente y de otros artistas, ¿qué opina del olvido al que se los somete algunas veces?
-Creo que eso es ley de vida. El olvido no es un mal exclusivo de argentinos. Es ley de vida porque al fin y al cabo el público y todo el mundo tiene derecho a pensar, gustar y sentir como quieran. Bueno, hoy se difunde otra cosa. Se evolucionó o se involucionó -no sé-, pero las cosas han cambiado y la gente tiene derecho a acordarse de sus artistas o no.
-¿No cree que la producción de un artista debe ser protegida?
-Siempre tuve la impresión de que ese tipo de protecciones que suelen exigirse en algunos lugares, terminan pareciéndose mucho a algún tipo de imposición.
-Según trascendió, próximamente cumplirá presentaciones en países de Africa ¿cómo nació la relación con ese público?
-Hace más de treinta años viajé a Angola y a Mozambique invitado por el gobierno de Portugal. Esos países eran "provincias de ultramar" de Portugal y en aquel tiempo yo cantaba el tema "Palmeras", que aquí popularizó Daniel Toro, y pese al idioma en esos países fue un boom inexplicable. Yo era (risas) "El hombre de las palmeras".
-Su versión de "Palmeras" aquí no fue de sus temas más populares.
-Sí, es curioso. La grabé hace nada menos que 40 años en Bélgica en el año 1960, y en esa versión toca el armonicista Hugo Díaz, un tipo del que tengo maravillosos recuerdos, así como de Waldo de los Ríos.
-A propósito de Waldo de los Ríos, usted trabajó con el sobre obras de Yupanqui, ¿qué opina del homenaje que se grabó recientemente?
-Es un tributo merecido, yo también participé de ese disco y tuve bastante trato con Atahualpa y también algunas diferencias, porque él tenía una personalidad muy fuerte y unas reacciones muy ingeniosas.
-¿Qué opina del error de ese disco de atribuirle a Yupanqui un tema cuyo autor fue José Pedroni?
-Eso fue un descuido sin importancia.
-¿Qué dijo Yupanqui cuando escuchó lo que usted había grabado con De los Ríos?
-Una de las cosas que recuerdo es que me observó que a la "Chacarera de las piedras" la había apurado un poco. "Vea, paisano -me dijo-, nuestro hombre del campo no tiene apuros".



El artista recordó anécdotas sobre sus canciones.
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