Año CXXXIV
 Nº 49.230
Rosario,
miércoles  05 de
septiembre de 2001
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Un funcionario de la Dirección de Migraciones sigue los pasos de esta organización
Mario Ortiz: "El 90 por ciento de la inmigración china está motorizado por una mafia"
Aseguran que 9 de cada 10 orientales ingresan al país como ilegales. "Es la resaca de la globalización", dicen

Carina Bazzoni

"En la (República Popular) China hay organizaciones que fomentan la emigración de ciudadanos orientales". Así lo afirmó ayer Mario Ortiz, funcionario de la Dirección Nacional de Migraciones que se especializa en seguir de cerca la pista oriental en Argentina. El especialista aseguró que la emigración de ese país "está motorizada en un 90 por ciento por la llamada mafia china". Consideró a este fenómeno como "la resaca de la globalización" y en diálogo con La Capital reveló detalles de la problemática: "El chino que viene hasta acá está empeñado hasta las orejas, por eso tiene que trabajar para ellos y pagarles puntualmente sus cuotas".
No existen cifras certeras sobre la cantidad de ciudadanos chinos que están viviendo en el país y menos aún en Rosario. "El problema es -reveló Ortiz- que esta comunidad tiene un alto índice de ilegalidad" y para ilustrar la situación calculó que "de cada diez chinos que habitan en Argentina, nueve están en esta condición migratoria". Por esto, las autoridades de Migraciones aseguran "es el grupo con más alto índice de indocumentados que han llegado al país"
En rigor, en los últimos meses la oficina local de Migraciones detectó a 50 ciudadanos chinos viviendo ilegalmente en la ciudad. Es que en general los orientales eligen las grandes ciudades como Buenos Aires, y ahora Rosario, donde se desarrollan en el rubro gastronómico. "El arte de los chinos es el comercio. Por eso los vas a ver en supermercados o en restaurantes, el fuerte de ellos es hacer negocios. Te venden hasta lo invendible, y es más, ni siquiera necesitan hablar castellano", describió Ortiz.
Con estas cualidades, los ciudadanos chinos logran progresar en el país. "Si bien para nosotros, la Argentina está en crisis y los sueldos son bajos, para que un campesino chino vea treinta dólares tiene que pasar un mes. Para ellos es un buen negocio estar acá. Es más, la permanencia de los ciudadanos ilegales suele estirarse cuatro o cinco años y después se van con el monedero lleno", estimó el funcionario.

"Empeñados hasta las orejas"
Sin embargo, la llegada hasta Argentina no siempre sigue una historia feliz. "El fenómeno de la emigración china está motorizado, en un 90 por ciento, por la llamada mafia china que se encarga de financiar el viaje, de guiarlos y conducirlos", asegura Ortiz, y señala que "el viaje les puede llegar a salir 10 mil dólares", por lo cual "el chino que viene acá está empeñado hasta las orejas, entonces tiene que trabajar para ellos y pagarles puntualmente sus cuotas".
El funcionario de Migraciones admitió que conoce "nombres y apellidos relacionados con esta mafia" encargada de tramitar el viaje de sus conciudadanos y aseguró, inclusive, que son "organizaciones de tipo celular donde está prohibido mencionar a la cabeza. Al jefe, los chinos le dicen «cabeza de serpiente», pero nunca revelan su identidad".
Pero sus procedimientos son más que conocidos. "Le hemos seguido los rastros, generalmente el trayecto se hace de Hong Kong a Los Angeles, después toman un vuelo directo de Varig que va a San Pablo y, una vez allí, se motorizan en vehículos y pasan a través de la frontera norte", señaló Ortiz.
Además -tal cual lo publicó La Capital en un informe del domingo 19 de agosto- en Rosario un juzgado federal investiga el caso de tres chinos que fueron detectados con visas falsas que, según declararon los inmigrantes ilegales detenidos, los papeles fueron confeccionados en China y les habrían costado unos 10 mil pesos.
Con todo, Ortiz reconoció que "la política de la Dirección de Migraciones para los orientales es bastante antigua" y que "resulta engorrosa la expulsión de personas detectadas en irregularidad". Frente a esta realidad "lo mejor que podemos hacer es ejercer un fuerte control sobre ellos, porque el hecho de sostener esta actividad puede llegar a desanimarlos. Pero esto es como darle una aspirina a un enfermo grave", se lamentó.



Mario Ortiz aseguró que los chinos vienen empeñados.
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