Los gritos del entrenador Luiz Felipe Scolari finalmente dieron resultado y el seleccionado brasileño mejoró sensiblemente ayer su juego, en el entrenamiento previo al viaje hacia Buenos Aires, donde mañana enfrentará a Argentina por las eliminatorias mundialistas sudamericanas. En el entrenamiento desarrollado bajo un persistente viento en la Granja Comary -el centro de entrenamientos del seleccionado brasileño, enclavado en las montañas de la ciudad de Teresópolis, a 100 kilómetros de Río de Janeiro-, el conjunto verdeamarillo mostró algunas de las armas que usará contra Argentina. Scolari plantó a Brasil con una línea de tres zagueros (Lucio, Roque Junior y Cris), dos laterales libres (Cafú por la derecha y Roberto Carlos por la izquierda), dos volantes de contención (Mauro Silva y Eduardo Costa) y Marcelinho Paraíba en el mediocampo, dejando a Rivaldo como enganche y Elber adelante. Con esa formación Brasil resolvió el crónico problema de su mediocampo. Esa zona pasó a tener más capacidad de marca con Mauro Silva y Costa, al tiempo que la presencia de los marcadores laterales alivió la tarea de Rivaldo en la creación de las jugadas de ataque. "Tengo el equipo listo en la cabeza. Lo voy a divulgar una hora antes del partido, pero no tengo más dudas", dijo Scolari al fin de la práctica, pocas horas antes de embarcar rumbo a Argentina. Los dos únicos focos de incertidumbre para el entrenador son los experimentados Cafú y Mauro Silva, quienes abandonaron el entrenamiento antes que el resto y se recuperan de lesiones leves. "Solamente una lesión puede quitarme del camino que tengo trazado. El equipo está listo", remarcó Felipao. Con relación al conjunto que paró en la práctica de ayer, tácticamente Scolari podría sustituir a Costa por Vampeta -con quien el equipo adquiere mejor trato de pelota-, o a Marcelinho Paraíba por Leonardo para reforzar la capacidad de marca. Scolari apuntó que "Argentina anotó varios goles en los primeros 30 minutos. Pero también los recibió jugando como local. De modo que no podemos concentrarnos apenas en no sufrir tantos en la primera media hora, sino que debemos estar listos para enfrentarlos de igual a igual". La agradable sorpresa de la sesión futbolística de ayer fue el desempeño de Marcelinho Paraíba, quien se alternó con Rivaldo en la tarea de retroceder para iniciar las jugadas en el mediocampo. Con velocidad y buen tino, el volante buscó siempre abrir el juego a los laterales. Y precisamente uno de ellos, Cafú, actuó como elemento de sorpresa por la derecha del ataque y hasta llegó a anotar un gol para el equipo titular. El secreto de la sensible mejora del seleccionado, según estimaron varios jugadores, se debió no solamente a la práctica con el grupo completo, sino también a los gritos motivadores del entrenador Scolari y al gran entusiasmo del equipo. Para el experimentado mediocampista Mauro Silva (Deportivo La Coruña), "la motivación es muy grande en el grupo. Sabemos que es un partido importante y que será difícil, pero este ímpetu nos ayuda. Brasil no está en su mejor momento y Argentina está muy bien. Eso es un impulso extra", opinó. "La personalidad de cada jugador -agregó Silva- será fundamental, porque ahora valdrá la capacidad de cada uno de hacer una autocrítica y ver de qué manera puede ofrecerle más al equipo". En tanto el otro marcador lateral, Roberto Carlos, aseguró no entender el espanto de los hinchas ante los gritos de Scolari durante las prácticas de anteayer, cuando los titulares perdían 3 a 0 con los suplentes y finalmente igualaron 3 a 3. "Mi entrenador en Real Madrid también grita mucho. No dice tantas malas palabras como Scolari, pero el fútbol es así. Al final, eso nos motiva todavía más. Yo ya estaba entusiasmado, pero con los gritos del profesor Scolari tengo todavía más ganas de entrar a la cancha", apuntó. En Buenos Aires el scrach tiene previsto practicar esta mañana a las 10 en cancha de Vélez Sarsfield, antes del partido de mañana por la decimoquinta fecha de las eliminatorias para el Mundial de Corea del Sur y Japón de 2002.
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