Pero si enormes dosis de amor a Mozart son necesarias para salir contento de la "Residenzhaus", unas cantidades igualmente grandes de interés por el arte se necesitan para entrar en el Museo del Barroco, una colección de obras originales en las que las siluetas de las obesas señoritas de la época son tan pesadas como un bloque de cemento. El museo se encuentra en el parque del castillo y antigua residencia imperial Mirabell, del que pueden visitarse varias habitaciones y que es famoso porque sus bellos jardines fueron el escenario de los grititos de Julie Andrews en la película "The sound of music" -aquí "La novicia rebelde"- que mostró al mundo que el sonido no es música y que la mayor parte del tiempo ni siquiera se le parece.
| |