Pese a la gravedad de la situación, los rostros tensos y curtidos de los pescadores tuvieron lugar para una carcajada general. cuando uno de ellos previno sobre la posibilidad de un trágico destino para los policías que protagonizan los cuestionados operativos. "A estos tipos (los policías) no hay nadie que los mate, pero en cualquier momento se van a morir de parrillada", disparó, y remató de inmediato: "Van a reventar comiendo las vacas que se llevan y las damajuanas de vino que nos sacan de las ranchadas". En un buen día de trabajo, un pescador puede volver a la costa con unos 150 sábalos en su canoa, que venderá al acopiador a 25 centavos el kilo. Los quince pesos que cobrará quedarán reducidos a monedas al descontar los 30 litros de nafta para su bote y unas 20 bolsas de hielo para conservar el pescado.
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