Bogotá. - Desde hace dos semanas miles de soldados equipados con visores nocturnos y modernos helicópteros están golpeando a una columna guerrillera que fue interceptada cuando se dirigía a atacar poblaciones en el sur de Colombia. Extraoficialmente se habla de 100 bajas, entre ellas la confirmada de quien sería el segundo jefe militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
El inicio de esta operación militar coincidió con la entrada en vigor de una controversial ley de guerra, firmada por el presidente Andrés Pastrana, que le otorga mayores poderes a las fuerzas de seguridad en su lucha contra la guerrilla. La ley, que fue revisada por el Congreso en junio, permite también al presidente declarar "teatros de operaciones" militares, bajo los cuales las autoridades civiles deberían quedar subordinadas a comandantes de policía y del ejército. Los militares colombianos, que presionaron fuertemente por la aprobación de la norma, sostienen que las nuevas facultades legales incrementan sus habilidades para combatir a las guerrillas izquierdistas y paramilitares de ultraderecha.
Para los jefes de las fuerzas armadas y del ejército colombiano, la operación guerrillera "7 de Agosto" refleja un cambio de actitud respecto a tres años atrás, cuando las Farc arrasaban bases y secuestraban a cientos de soldados. Así lo dejan ver en la nueva edición de la revista Semana.
"Yo quisiera aclarar algunos malentendidos permanentes que existen. Ni el ejército puede derrotar a la guerrilla ni la guerrilla puede derrotar al ejército. Eso no es cierto. El ejército está en condiciones de ganar la guerra. Si se acaba el proceso de paz viene una guerra terrible que acabará con el país. Eso tampoco es cierto porque ya estamos en esa guerra", expresó el jefe del ejército, general Jorge Enrique Mora.
Por su parte, el jefe de las fuerzas armadas, general Fernando Tapias, expresó que ganar la guerra "no se trata de matar 30.000 guerrilleros", sino de debilitarlos militarmente hasta que entiendan que en la negociación está la mejor salida al conflicto.
Ambos oficiales concuerdan al señalar que en los próximos años se verá una escalada del conflicto de casi cuatro décadas, pero que al final de ese período se estará más cerca de alcanzar la paz. "El conflicto con la guerrilla va a ser intenso. Vamos a tener un período de dos a tres años en que la situación se va a agudizar antes de encontrar el camino de la paz. El Estado y la sociedad tienen que estar preparados para afrontar esta situación", aseguró el general Tapias.
Aumento de la capacidad militar
Para los militares además del proceso de modernización de las fuerzas armadas, por el cual se busca llegar a 140.000 soldados a fines del 2002 -más del doble de los que había cuando asumió el presidente Andrés Pastrana en 1998- y 172 helicópteros, es importante que la gente entienda que el país está en guerra. "Es que la guerrilla era considerada como un catarro. En otras palabras: que molestaba pero no mataba. Y uno puede convivir con un catarro pero no con una fiebre de 40 grados", afirmó el general Mora.
Según los militares, esta situación se dio en parte por la crisis económica de 1999, que vino a romper con 70 años de crecimiento sostenido. "Con guerrilla y sin crecimiento económico las cosas se ven de otro color", explicó Tapias. Para los generales una de las grandes debilidades de las Farc es la falta de apoyo de los colombianos.
"Hoy el apoyo que tienen de la población es básicamente por miedo. En muchas regiones del país la gente no tiene sino una de dos alternativas: o se va con la guerrilla o se va con los paramilitares. Y si no está con el uno o con el otro no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir", dijo Tapias. Distintas encuestas le dan menos de un 5% de respaldo a los rebeldes. Mientras las fuerzas armadas se alzan como la institución con mayor favor, según el último sondeo de Gallup que les otorgó un 72% de respaldo, por sobre la Iglesia Católica.
La Ciudad
