Luis Castro
Quién puede haberse imaginado tamaño debut de Newell's? Ni siquiera el propio Juan Manuel Llop lo puede haber soñado. Tan es así que tras la victoria aplastante sobre Banfield, el Chocho se mostraba contento, pero a la vez sorprendido. Como si el ciclo que inauguró superó todas las expectativas, dejando de lado por ahora todas aquellas dudas que aparecieron semanas atrás en los encuentros amistosos. Una de ellas pasaba por la falta de concentración defensiva, que ayer se controló. La otra pasaba por la falta de gol. Y en ese aspecto, los rojinegros aprobaron con creces esa materia. El 5 a 0 así lo justifica. Pura presión. La idea fija era debutar ganando. Con esa premisa se inició el nuevo ciclo rojinegro al mando de Llop. El equipo entendió el mensaje y cumplió a rajatabla las órdenes del técnico debutante. Presión y más presión, esa era la clave para dominar a un rival endeble y que, a priori, dejó en claro que aún no está preparado para competir en primera. Ponzio ganaba una y otra vez en el medio; Saldaña era el hombre pensante que se asociaba con la Fiera para diagramar los avances; Rosales desequilibraba con velocidad por la derecha, y Pavlovich peleaba y vencía en el frente de ataque. Todo esto, más el buen acompañamiento del resto, hicieron que los rojinegros se apoderaran de la pelota y la manejaran a su antojo, ante un Taladro adormecido y sin respuestas futbolísticas. Por eso no sorprendió la llegada del primer tanto de la Fiera, tras una jugada magistral de los del Parque. Newell's siguió en la suya. Presionando y atacando. Rosales se lo perdía increíblemente sobre los 18' pero cinco más tarde Pavlovich culminó una maniobra personal con un golazo. Ni los cánticos de los locales podían levantarles el ánimo a sus jugadores, que recién sobre la media hora pusieron a prueba a Palos con un cabezazo de Bilos. Poco, muy poco. Encima, Rosales humillaba una y otra vez a Damián Giménez. Y llegaba con claridad de gol, pero el cordobés perdía con el arquero Luchetti. Nada por acá, mucho por allá. El descanso, nuevas órdenes recibidas y la ilusión de cambiar un destino que estaba sellado llevaron al Taladro a insinuar ser dominador. Y rápidamente Forestello estuvo cerca de descontar. Pero la pequeña ráfaga albiverde pasó sin pena ni gloria. Newell's volvió a controlar las marcas, a apoderarse de la pelota y a manejar el partido a su antojo. Los goles continuaron llegando y a Banfield no le quedó otra que resignarse. Rosales marcó tras el rebote en el penal marrado por Nico y la Fiera por dos (uno desde los once metros) pusieron punto final a una goleada sorprendente. El hincha más cauteloso puede decir que Banfield no es medida. Y está en lo cierto. Pero más allá de eso, lo importante es que Newell's arrancó un nuevo ciclo ganando, gustando y goleando. De una forma arrolladora, como para no dejar dudas.
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