"Yo tengo tantos hermanos", el disco que Alter Nativo, el sello que comanda Víctor Heredia, produjo como homenaje al maestro Atahualpa Yupanqui es un álbum de colección que agrupa a artistas de neta extracción folclórica y otros, como Piero, Alberto Cortez, Divididos, Alejandro Lerner o los españoles Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute de inesperada presencia en el homenaje. Sin embargo el carácter heterogéneo de los intérpretes y compositores no hace más que demostrar la universalidad de la obra del cantor de Pergamino que caminó senderos de la Argentina y del mundo recogiendo experiencias que luego tradujo en versos. El álbum es un disco doble que, explotando las posibilidades de la tecnología disponible, proporciona un CD con imágenes de Cerro Colorado, la querencia cordobesa del artista y su figura y sus palabras enmarcadas por el paisaje que amaron sus ojos y su corazón. "Romance de la luna tucumana" es el primer tema del álbum, musicalizado por Pedro Aznar y cantado por Mercedes Sosa en una versión que remite a la mejor época de la cantante tucumana con el folclore argentino. La música lleva el sello renovador de Aznar compositor que no se aleja de los sonidos tradicionales que tiene grabados a fuego en algún recodo de su memoria musical. León Gieco musicalizó "La guitarra" con fuertes colores de milonga. Víctor Heredia tomó para sí los versos de "El adiós" y le puso su música patinada por la épica, ilustrando una confesión de amor y despedida. Casi una carta confesional. "Tierra mía", otra de las obras que integran el disco, es una descripción que musicalizó Víctor Manuel en una canción que se encuentre en las antípodas del sonido Yupanqui. Peteco Carabajal se destacó en "Violín del monte". El santiagueño, un hombre que puede escribir con autoridad sobre el tema, compuso una chacarera con color de tierra seca. Alberto Cortez llevó a "El río", versos que Yupanqui dejó al morir, a los dominios de su estilo. Jairo optó por una chacarera extraña que pudo volar mucho más alto. "En el patio de mi casa" fue interpretada por Luis Eduardo Aute, un artista intimista que le puso un ritmo suave y liso a una letra que habla de un hombre y un árbol. "Indio", un sentido poema de José Pedroni convertido en una hermosa canción por Teresa Parodi que llegó a este CD. Como expresó el propio Heredia al contarle la confusión al hijo de Pedroni: "Mire cómo son las triquiñuelas del viejo, no se puede quedar quieto ni muerto; nos manda mensajes desde el más allá". Otra de las sorprendentes apariciones en el disco es la que producen los Divididos Mollo, Arnedo y Araujo con "Vientito del Tucumán", una vidala tocada con bajo y batería con toques urbanos que Mollo canta desde las vísceras. Alejandro Lerner tomó la letra de "La zamba" y le puso ese ritmo para cantarlo alternando su voz con la de Luis González, mientras que Aznar cantó "Soledad". Eduardo Falú, tocó y cantó "A Don Julio Jerez" en una alianza que unió a dos guitarreros en una chacarera clásica tocada con guitarra y bombo y la voz grave del salteño. Piero se animó con "Coplas de Juan prisionero" y le puso una música suave con ritmo de zamba estirada y morosa, con ecos eléctricos, que no condice con los versos que describen un diálogo entre un preso y su carcelero. Para el final dos clásicos de Atahualpa Yupanqui como "La añera" y "Los ejes de mi carreta", juegan a las escondidas en el virtuoso teclado de Lito Vitale, y aunque en ciertos pasajes se pierdan los perfiles del tema original, bien valen los riesgos que se presentan en las recreaciones.
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