Angela tiene 25 años, es licenciada en comunicación social, maneja idioma inglés e italiano y conoce el lenguaje de las PC, pero comprobó que la capacitación no es generadora de empleo. A pesar de ese nivel de instrucción es una de los 10.386 desocupados con título universitario completo que pueblan el Gran Rosario, el 10 por ciento del total de los que no tiene trabajo y la misma proporción del total de la población matriculada.
"Resulta desalentador buscar en el diario, la mayoría de los pedidos son para ventas", explicó y agregó que en la mayoría de los casos "cuando el nivel del empleo es bueno no se condice con los ingresos".
De todos modos, Angela aclaró que todo esto está muy lejos de tratarse de un trabajo relacionado con su profesión. "Hay pocas posibilidades de trabajo y a veces uno tiene la sensación de que conviene tomar un trabajo de moza que con sueldo y propinas se obtienen unos 700 pesos por mes que trabajar en una oficina más de 10 horas diarias por 300 pesos".
Frente a esto ¿conviene capacitarse? La pregunta se repite por mil entre los graduados universitarios que no consiguen trabajo en la ciudad.
"Creo que el perfeccionamiento viene bien, pero no te da seguridad de conseguir un trabajo. Lo competitivo del mercado hace que no sea garantía de nada", explicó un arquitecto que hace más de un año no logra trabajar de su profesión.
Un lugar antes en la fila
"Noté que para trabajos no calificados exigen un nivel muy alto, para reponer mercadería en un súper te piden que seas universitario, que tengas buena presencia, que hables bien. No me parece mal, pero no te pagan por nada de eso", confesó Dante, un graduado en Ingeniería que no consigue trabajo.
"En este momento hay un mercado muy ofrecido, con lo cual el empleador elige el nivel que quiere para lo que quiere", explicó Carlos Crucella. Con lo cual, si alguien busca trabajo, para atender una góndola le piden un grado universitario.
Para los especialistas en temas laborales, es probable que en este contexto de desocupación los graduados universitarios desplacen en la cola de los ocupados a los de menor nivel de calificación para tareas que no requieren ese nivel de preparación.
Para muestra basta un botón. "A lo mejor hace 20 años tenías un estudio de arquitectura y como dibujante te conseguías un estudiante o un técnico, hoy para lo mismo elegís un arquitecto", explicó Crucella.
"Lo que se hace en general es sobrecalificar el puesto de trabajo", agregó.
Frente a esto, sumados a la alta tasa de desocupación entre los universitarios existe un núcleo más numeroso de personas con ese nivel de instrucción que desempeñan tareas que no tienen que ver con esa capacitación
Eso agrava cada vez más la situación de la población con menor nivel de instrucción. "No es cierto que no consigan trabajo porque hoy hace falta más nivel de instrucción sino porque los están desplazando los que tienen más nivel", dijo Crucella, ya que en Rosario y la Argentina no se tecnificó en los últimos 20 años al punto tal de requerir en todos los puestos calificación universitaria.
Derribando un viejo mito, el especialista explicó que "de todas maneras, aunque el grupo con menor preparación se califique si no hay más puestos de trabajo van a terminar compitiendo graduados contra graduados".
Frente a esto sentenció: "La calificación no genera puestos de trabajo. Si mañana todos en Rosario tuviéramos un doctorado en Harvard seguiría habiendo desocupados porque no hay trabajo. Lo único que un nivel de calificación consigue es que pone más adelante en la fila de los que buscan empleo".