Año CXXXIV
 Nº 49.213
Rosario,
domingo  19 de
agosto de 2001
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España: Puerta al viejo mundo
Al sur de la península ibérica se extiende en todo su esplendor la Costa del Sol. Región de antiguas casas pintadas de blanco y balcones cargados de flores

Graciela Malamud

La sugestiva y cautivante Costa del Sol posee características netamente mediterráneas que se manifiestan a través de un clima benigno durante todas las estaciones del año, la intensa tonalidad azul del mar y un paisaje atrayente y singular.
La región se divide en dos sectores: el occidental, desde Málaga hasta Estepona, y el oriental, que se localiza entre Málaga y Nerja. Las dos zonas suman 50 kilómetros de playa, de vegetación exuberante y exótica, salpicada por lugares como Puerto Banús, la elegante y cosmopolita Marbella, la morisca Benlamádena o la tradicional Torremolinos o Fuengirola.
En los 60 la Costa del Sol, que durante siglos había sido una tranquila y silenciosa costa de pescadores, se transformó en una bulliciosa zona turística, el lugar del mar Mediterráneo surtido con los mejores campos de golf de toda España, indicador del potencial económico y social de la región. Pero la zona no es solamente costa, sino también el conjunto de pueblos que se asientan en los montes.

Detrás de la colina
Málaga se encuentra protegida de las inclemencias continentales por un arco de montañas, La Serranía de Ronda, que siglos atrás constituyó la zona ideal para reyes taifas y ejércitos valientes, bandoleros románticos o contrabandistas aguerridos. La propia Ronda, Gaucín, Benadalid, Parauta, Benaoján, Mijas, entre otros, forman rincones de ambiente sosegado en el que el paso del tiempo tiene otro ritmo.
Son los llamados "pueblos blancos" asentados entre las montañas o sobre las colinas. Tan próximos en la distancia y tan distintos entre sí, son el exponente de un muro rural abierto a paisajes no imaginados. Estos auténticos paraísos casi naturales se encuentran a poca distancia de Marbella, la más conocida y amplia playa de la Costa del Sol. Esta ciudad ribereña andaluza constituye uno de los estereotipos turísticos más famosa de toda España. Constituye el centro donde se concentra lo más importante del turismo extranjero y el jet set internacional.
Bordeada por una hilera de altos edificios que la separan del casco antiguo de la ciudad, con una arquitectura de estilo árabe-mediterráneo la Marbella amurallada abarcaba aproximadamente una superficie de 90.000 kilómetros. Sobre esta área se extendía una trama de estrechas calles, que aún hoy conservan su trazado, flanqueadas por blancas casas y balcones floridos.
La planta del casco es prácticamente la misma que tenía en el siglo XVI, donde se conservan los restos de una muralla árabe, los muros del castillo medieval con torreones cilíndricos en sus esquinas y almenas en sus murallas y torres, y la centralísima Plaza de los Naranjos.

Vidriera al Mediterráneo
Saliendo de Marbella apenas, y siguiendo por la llamada Milla de Oro, con su deslumbrante apariencia, artistas, ejecutivos, modelos, hombres de negocios, millonarios del mundo anclan sus fastuosos yates en la próxima marina de Puerto Banús, uno de los 17 puertos deportivos que se escalonan a lo largo de la costa.
La vidriera indiscutible del puerto al atardecer es el camino de la ribera, en forma de U, que encierran los muelles. A lo largo de esta costanera de no más de un kilómetro, se escalonan bares y restaurantes, tiendas de las marcas famosas y negocios que venden artesanías o artículos deportivos.
Luego de haber pasado un día de sol en una de las dos playas de Puerto Banús, se impone mirar apaciblemente la puesta del sol sobre la blanca arquitectura morisca, sentado en la terraza de "Espartaco Santoni", o "Del Tomato", algunos de los bares más concurridos, para tomar una cerveza bien fresca acompañada por tapas. La noche puede continuar en algún restaurante para gozar de alguna comida típica andaluza: gazpacho, paellas, frituras de pescados, jamones serranos, ternerita a la sevillana o un buen queso manchego macerado en aceite de oliva.
Puerto Banús posee 915 puestos de atraque que albergan algunas de las embarcaciones más lujosas del mundo. Sentarse allí, disfrutar del mar con sus barcos que a la noche encienden sus luces, percibir el aroma a riqueza de magnates o miembros de la nobleza seguidos de la inevitable rémora de vividores que pululan alrededor del calor del dinero, no lejos del paraíso fiscal de Gibraltar, o caminar incluso por las callecitas adyacentes dejando paso a los autos de las marcas más exclusivas, es una sensación extraña. No es una frivolidad, es un extraño disfrute.
Hace pocos años se construyó la autopista que vino a descongestionar la autovía, lo que ha convertido a la Costa en una de las zonas mejor comunicadas.
Al borde del mar, se encuentra Torremolinos, pionera entre las localidades turísticas de la Costa del Sol como lugar de vacaciones y para pasar el tiempo libre. Su nombre deriva de la antigua Torre de Pimentel, del siglo XIV, y de algunos molinos que existían en la zona, hoy derruidos. Actualmente el trazado urbano de la ciudad se ha extendido de tal manera que llega a unirse con Benalmádena-Costa, otro puerto singular de la Costa del Sol, que se caracteriza por sus casas blancas, típicas de la arquitectura con reminiscencias magrebinas. Centro de fundación fenicia y romana, se desarrolló bajo el dominio árabe y fue conquistado por los Reyes Católicos en 1485. La zona ribereña se distingue por la enorme difusión de sus infraestructuras receptivas, turísticas y de esparcimiento.
Hablar de la famosísima Costa del Sol equivale a centrar la atención de turistas y viajeros en una tierra que posee una de las imágenes más estereotipadas, y al mismo tiempo, enormemente sugestiva, cautivadora y calificada.



Casas blancas y estrechas callejuelas en Andalucía.
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