Sudáfrica fue escenario de convulsiones sociales y políticas por las riquezas naturales que poseía: oro, diamantes y abundante flora y fauna. Los primitivos aborígenes fueron dominados por británicos, holandeses y en menor escala por los portugueses. Estos se dedicaron a explotar la tierra pero luego los ingleses los obligaron a ocupar el nordeste del país donde se fundaron dos comunidades, el Free State Grange y el Transvaal.
Una de las bellas metrópolis del país es Ciudad del Cabo, que ofrece interesantes contrastes con sus montañas, agua, planicies y una exuberante vegetación variada y exótica. Entre sus plantas se encuentran los baobab, una especie que distingue al país.
A 60 kilómetros de Cape Town se halla el Cabo de Buena Esperanza, lugar donde se unen el océano Indico y el Atlántico. Las diferencias de color hacen entrever la división de las aguas. Desde la torre se admira un paisaje espectacular de playas con arenas blancas, ondas marinas y la vegetación verde brillante.
En la localidad de Oudtsoorn está el criadero de avestruces, animales que se pueden montar, disfrutar de su exquisita carne y observar la cantidad de artesanías que pueden realizarse con las plumas y la piel.
En la Ruta Jardín, que como su nombre lo indica es espléndida por su flora, existen variadas plantas y flores autóctonas. Las cuevas de Congo están cerca. No hay que perdérselas. Allí se pueden ver estalactitas con miles de años.
El zoológico cuenta con cocodrilos, tigres, leopardos y monos chitas, tan agradables que se les puede acariciar y jugar con ellos. Allí también se encuentra un serpentario con las especies más variadas, desde una simple víbora hasta las temidas mamba negra y cobra del cabo, que producen la muerte instantánea.
El recorrido de la Ruta Jardín atraviesa zonas residenciales y pequeñas poblaciones costeras disfrutando de un espectacular paisaje de mar y montañas.
Explorando la selva
El Parque Nacional Kruger es un verdadero santuario de fauna africana con 19.000 km2 de superficie. Lo habitan una numerosa variedad de mamíferos, reptiles y aves.
En un día y medio de safari se puede conocer solamente la tercera parte del parque. Los recorridos comienzan al amanecer con la presencia asombrosa de un sol rojo como el carmín que ayuda a observar a los animales de cerca. Los tours se realizan en automóviles, ómnibus chicos y camionetas 4x4.
Los monos e impalas (ciervos parecidos a "bambi"), parecen "posar" para las fotos que captan los visitantes.
El rugir de los automóviles no asusta a los animales, acostumbrados al sonido. Por esto no hay riesgos en el parque, siempre y cuando se vaya con un guía conocedor del terreno.
Siguiendo el tour se llega a Durban, donde se disfruta de las playas y las cálidas aguas del océano Indico. Esta ciudad comercial posee un puerto colorido, lleno de yates y embarcaciones de todo tipo. El jardín botánico es majestuoso, con una inimaginable cantidad de árboles y plantas. En el centro de la ciudad se ubican los locales comerciales. Allí se puede visitar el mercado hindú, donde se consiguen artesanías como máscaras, labores en cobre, bronce y cerámica.
Sun City es un centro de atracciones con casinos, juegos, espectáculos y hoteles de cinco estrellas.
Hoy Sudáfrica, bien llamada "la casa de la naturaleza" ofrece al viajero, experiencias incontables, con autopistas excelentes y modernas, junto con las mayores riquezas en minerales, flora y fauna.
Julia Paulé de Avalis