Año CXXXIV
 Nº 49.213
Rosario,
domingo  19 de
agosto de 2001
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Para los profesores, la crisis de la UNR es "anterior a la aplicación de la ley de déficit cero"
Tres docentes universitarios analizan el estado de la educación superior
Lo aseguran Néstor Carrillo (Bioquímicas), Marisa Germain (Psicología) y Miguel Ciuro Caldani (Derecho)

Laura Vilche

Un presente y un futuro negros. Así, sin vueltas, es caracterizada la realidad de la universidad pública por la mayoría de sus docentes. La Capital reunió a tres de ellos: Marisa Germain, de Psicología; Miguel Angel Ciuro Caldani, de Derecho; y Néstor Carrillo, de Bioquímica. Ellos, que también perciben oscuro el panorama, no sólo están al frente de las aulas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), también son investigadores, y si bien sus posiciones son divergentes, coinciden en que el recorte salarial del 13 por ciento que establece la ley nacional de déficit cero "desnuda una crisis" que ya se venía padeciendo desde hace tiempo en cada facultad. Para los tres los problemas sobran y son de todo tipo: edificios ruinosos, 2 mil docentes ad honórem, laboratorios inundados, aulas superpobladas, amenaza del arancelamiento y sueldos paupérrimos. Y esto es sólo una muestra.
Como respuesta a la medida de ajuste, desde que finalizó el receso invernal, los docentes han resuelto parar ya doce días y esa decisión gremial dividió las aguas. El rector de la UNR, Ricardo Suárez, pidió volver a clase, y a su voz se unieron algunos alumnos, padres y profesores de los colegios universitarios (Superior, Politécnico y Agrotécnica). Sobre el tema, también los tres entrevistados expresaron sus diferencias: "El paro no se recupera", coinciden Germain y Carrillo, mientras que Ciuro Caldani asegura: "Las aulas vacías son la peor respuesta a las medidas del gobierno".
-Ustedes, con distintos cargos y antigüedades, dedican al trabajo universitario 44 horas semanales. ¿Cuánto ganan y cuánto les recortarán?
Ciuro Caldani: Soy docente desde hace 40 años y como titular full time de dos cátedras e investigador del Conicet gano unos 2.800 pesos, y me descontarán unos 500.
Germain: Mi sueldo, por dos cargos simples y uno semi, es de 740 pesos y me descontarán 123. Soy profesora desde hace 18 años.
Carrillo: Comencé a dar clases hace 20 años, me posdoctoré en Harvard, también investigo en el Conicet. Cobro 2.000 pesos y me descontarán 250.
Germain: Más allá de las cifras hay que tener en claro que esto no es sólo un problema salarial. La UNR viene funcionando con 2.000 docentes ad honórem y con un 70 por ciento de los rentados que ganan entre 90 y 150 pesos.
Ciuro Caldani: Las medidas del gobierno nacional son el mensaje de una política cultural y general desacertada. Impulsan al deterioro de la universidad pública y a su privatización. El Estado tendría que mantener el pluralismo de la educación pública, que es un problema social tan importante como los hospitales y la policía. El Estado pone la carga del ajuste donde no debe, sobre los jubilados o los docentes universitarios que han trabajado siempre con salarios bajos. Es cierto que hay que reducir el gasto público, porque hay muchos empleados que no cumplen la función que deberían...
-¿También en la universidad?
Ciuro Caldani: También, la universidad no es una isla. Pero para achicar el gasto habría que intensificar el cobro de impuestos evitando la evasión.
Carrillo: Creer que la crisis universitaria comenzó con este recorte salarial es una falacia. La universidad está al límite de su capacidad operativa, no hay mantenimiento ni modernización. En Bioquímicas hace diez años que se inunda un laboratorio donde tenemos material esterilizado que deberíamos proteger. Pero creo que sobre los déficit hay responsabilidad política de todos sus integrantes. Siempre se dice que la universidad pública está politizada y creo que por el contrario, faltan reclamos políticos.
-¿Por ejemplo?
Carrillo: La universidad debe formar graduados de calidad, que brinden buenos servicios, y ¿qué piden los alumnos?: Más turnos de exámenes, que se extienda la regularidad...
Germain: Más fotocopias...
Carrillo: Claro, reclaman cosas como esas en lugar de exigir mejores docentes, bibliotecas y laboratorios. Más turnos de exámenes no convierten a nadie en mejor egresado, posiblemente sólo se consigan muchos insuficientes durante la carrera, o lo que es peor, un cursado de diez años en lugar de cinco.
-También en el marco de la lucha gremial muchos alumnos han pedido que vuelvan a las aulas, aduciendo que pierden el año.
Ciuro Caldani: Mire, comparto con el gremio la decisión de cuestionar estas desacertadas medidas económicas, pero creo que tendríamos que tomar medidas distintas al paro. Deberíamos continuar con las facultades en funcionamiento. En Derecho lo hemos logrado, he debatido en clase con mis alumnos, les di la oportunidad de reflexionar sobre lo que sucede en la universidad y en el país. He promovido que la cátedra de Derecho Institucional se aboque al estudio de la ley de déficit cero, que es de dudosa constitucionalidad. Creo que además de la resistencia educativa y científica debemos apuntar a la resistencia jurídica.
Germain: Yo por el contrario, estoy a favor del paro y frente al pedido de recuperar las clases quiero, como trabajadora, contestarles no sólo a los alumnos sino también al rector de la UNR, quien ha tenido expresiones poco afortunadas con las que intentó presionarnos para volver a la actividad académica. Es más, una facultad hasta resolvió vergonzosamente extender el calendario académico. El paro no se recupera, porque lo que hay que entender es que aquí no está en juego la pérdida de clases sino la continuidad del funcionamiento de la universidad. El paro es una consecuencia de las medidas económicas, no es la causa.
Carrillo: Pensar que porque se da clases está todo bien es una falacia. Los alumnos no pueden pedir que trabajemos a toda costa, porque si a la universidad la paga toda la sociedad debemos defenderla para que, en principio, siga existiendo. Acá no sólo pierden los alumnos, perdemos todos.
Ciuro Caldani: Aclaro que no apelo a dar clases a cualquier costo, pero estoy convencido de que con una universidad pública cerrada conseguiremos que muchos alumnos se vayan a la privada. Derecho corre ese riesgo. Yo también me siento un trabajador, pero aclaro que muchos de mis alumnos también lo son, como también sus padres, y por respeto a mi clase, la trabajadora, apunto a que los chicos no pierdan el contacto con la universidad pública.
Carrillo: Pero, no hay que perder de vista que en este país, los mejores científicos y docentes, aún los premios Nobel se formaron en la universidad pública. Nadie apunta a abandonar esa tradición, es más, padecemos de la amenaza del arancelamiento y no entendemos que ninguna privada, ni siquiera Harvard, se sostiene por el arancel de sus 10 mil alumnos. El que cree que la crisis se soluciona arancelando, además de considerar a la educación como un gasto, es un necio.
Ciuro Caldani: Coincido. Arancelar sería una catástrofe. Una universidad pública arancelada permite que el Estado deje de pensar en la educación como su responsabilidad. El Estado debe atender la redistribución de la riqueza sosteniendo al más débil y debe prestar servicios eficientes y, entre esos servicios, están la educación y la investigación.
Germain: Tampoco estoy a favor del arancel y creo además que, tanto este tema como el ingreso, que particularmente pienso que habría que rediscutir a fondo, no deben ser eje de discusión en el marco de una política de ajuste, achicamiento y desmantelamiento, porque lo único que se logra es desvirtuar las cosas.
-¿Y ustedes, qué opinan de la posibilidad de discutir el ingreso a la universidad pública?
Ciuro Caldani: Es un tema complejo. En Derecho ya hemos tomado medidas porque teníamos muchos ingresantes que llegaban a la facultad y ni siquiera sabían si querían estudiar.
Carrillo: Tan complejo es el tema que, en Bioquímicas, a diferencia que en Derecho, los ingresantes son cada vez menos. Para nosotros ese no es un problema.



Carrillo (izq), Germain y Ciuro Caldani ven un futuro difícil.
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