Si se compran por bolsa, paquete o cajón directamente a los productores, las frutas y verduras pueden llegar a costar menos de la mitad que en un supermercado o un comercio minorista. Con las flores es aún más evidente: un paquete en la cooperativa se consigue por un valor de hasta el 500 por ciento menos que en los puestos callejeros. Y aunque los productos enlatados no bajan tanto, en comparación también resultan más baratos. Así y todo, la compra cooperativa entre parientes, vecinos o amigos no es tan frecuente entre los rosarinos como cabría esperar considerando el importante ahorro que deja. Claro que para que el esfuerzo reditúe se necesitan confianza, organización y dinero en efectivo.
Los ejemplos son elocuentes: mientras por estos últimos días el kilo de tomates en algunos supermercados líderes de la ciudad va de 1 a 2,50 pesos, en el Mercado de Productores se consigue entre 35 y 40 centavos (de 6 a 8 pesos el cajón de 20 kilos).
Con las papas es similar: mientras la máxima oferta en algunas verdulerías promociona las papas a 3 ó 4 kilos un peso, una bolsa de 45 kilos en el Mercado de Concentración cuesta 6. Allí también se consiguen las bandejas de medio kilo de brócoli a 80 centavos, mientras en el supermercado cuesta exactamente el doble. Y si en el súper el kilo de pimientos rojos llega a 2 pesos, el cajón de 80 unidades se promociona a 8 entre los productores.
Nobleza obliga, los productores defienden a los verduleros y no cesan de repetir que el minorista gana poco: no más de un 20 por ciento. En general, dicen que el negocio no prospera cargando los precios de los productos sino abaratándolos, a cambio de un volumen mayor de venta y como estrategia de competencia con los supermercados, que en fruta y verdura no suelen hacer sus mejores ofertas. Pero hay de todo: algunos minoristas cobran caro y destacan que si sus precios son altos se debe a la calidad.
Por dos pesos, varios floreros
Con los precios de las flores pasa otro tanto. En los tiempos que corren parecen un lujo, pero compradas al por mayor para compartir entre dos o tres se vuelven una ganga. Por ejemplo: un ramito de diez o doce montoneras en un puesto del centro cotiza a 2 pesos. En la cooperativa y los negocios mayoristas de Callao entre San Luis y San Juan, robustos paquetes de 60 se consiguen desde la misma suma e incluso a 1,50, con la salvedad de que alcanzan para vestir varios floreros y cuestan cinco veces (ó 500 por ciento) menos.
Incluso las rosas se abaratan: cuatro en los puestos callejeros valen 2 pesos, mientras el paquete de 25 en la cooperativa se consigue a 6. Y las primaverales anémonas y marimonias repiten el esquema: el ramito sale entre 1,50 y 2 pesos en los quioscos, pero en el mercado de flores el bulto de 50 unidades cotiza entre 2 y 2,50.
"Mi madre, mi cuñada y yo éramos locas por las flores, cada una compraba en el centro por separado hasta que me enteré de que podíamos hacer negocio: ahora todas las semanas vamos a la cooperativa y cada una se lleva por lo menos una docena y media a su casa", cuenta Valeria, una de los tantos habitués de la cooperativa que lunes, miércoles o viernes paran su auto en doble fila por Callao para llevarse a cuestas un gran ramo de flores.
Claro que la opción de comprar al por mayor tiene sus bemoles: requiere de cierto esfuerzo para ir hasta el mercado o la cooperativa, para distribuir equitativamente la compra y para reunir el dinero que costó.
"¿Sabe qué pasa? Se juntan tres o cuatro parientes, pero es uno solo el que pone el auto. Conclusión, a la tercera semana seguida el que maneja se hartó de que le ensucien el auto con la mercadería o de cobrarles a sus socios y no viene más", razona el experimentado vicepresidente del Mercado de Productores, Mario Soressi.
Pese a eso, los productores que ajetrean con cajones y bolsas cada tarde en el mercado para ubicar su mercadería admiten que suelen verse “familias cooperativas", sobre todo los viernes —“antes del fin de semana, que es cuando más se come"— y los domingos, un día de paseo que desde hace unos años se transformó para muchos en una salida de compra.
"Uno los reconoce por cómo dan vueltas y porque no conocen las variedades de cada producto", explica el titular de uno de los puestos. En general, los comerciantes coinciden en que la opción de comprar al por mayor y después repartir no es excepcional, pero tampoco tan común como podría suponerse, dadas las objetivas ventajas que ofrece.
Los productores dan su propia interpretación del asunto. “En este momento se siente mucho la falta de dinero: incluso cuando un cajón de varios kilos de mercadería valga 3 pesos acá y un solo kilo cueste un peso en el supermercado, es demasiada plata para desembolsar con cada producto al contado", dice el puestero Alfredo Sanguinetti.
Clanes entre góndolas
La diferencia entre comprar en cajas por varias unidades en un supermercado mayorista o en uno de venta al por menor (incluso los más competitivos en precios de oferta) también se nota, pero menos que en la mercadería perecedera.
Aun así, los mayoristas admiten que las familias ampliadas suelen verse sopesando precios y cantidad entre las góndolas.
Por ejemplo, el suavizante Vívere pasa de 2 pesos a 1,70; la cera Suiza líquida de 4,30 a 3,70 y en pasta de 4,80 a 4,10; el alimento Gati de 1,85 a 1,42; el durazno al natural la Campagnola de 1,35 a 1,20; el shampú Sedal grande de 2,75 a 2,45; la salsa filetto Cicca de 1,19 a 0,99, o el choclo amarillo en grano la Campagnola de 1,20 a 0,83. Las diferencias oscilan entre el 10 y el 30 por ciento menos.
Cuando la familia es numerosa y hay socios con que contar, la compra cooperativa da más por menos. Menos plata, se entiende, aunque con un poco más de esfuerzo.