Los sueños de inmortalidad se están derritiendo junto al hielo que cubre los cadáveres de 90 personas y algunos animales en Estados Unidos, congelados en los últimos 30 años con la esperanza de resucitarlos, ante la falta de presupuesto y de interés en el crionismo
El movimiento nacido detrás de la estela del best seller "La perspectiva de la inmortalidad" (1964), de Robert Ettinger, se desmorona -aunque jamás recibió numerosas adhesiones- al mismo tiempo que la investigación científica se acerca a la posibilidad de clonar un ser humano.
Ettinger en su libro aseguraba que la humanidad desarrollaría la capacidad en el futuro de curar enfermedades hoy incurables y de superar cada obstáculo médico. Todo lo que se necesitaba era dejarse congelar, al punto de estar muerto, y esperar en una barra de hielo hasta que algún científico tuviera la capacidad de devolver los hombres congelados a la vida.
Los especialistas en crionismo -la técnica de congelarse que convirtió en mito el destino del padre de Mickey, Walt Disney- parecen ahora ocupados en discutir entre ellos en el sitio del movimiento (www.cryonet.org) y las empresas que prometían un creciente mercado están cerrando sus puertas.
En San Francisco, bastión de esas empresas, quebraron dos de ellas y una tercera está buscando desesperadamente a alguien que se haga cargo de una docena de "pacientes", antes de declararse en bancarrota.
El diario San Francisco Chronicle dedicó una investigación al crionismo y visitó otra empresa del rubro, que todavía resiste, la Trans Time, descubriendo que se redujo a un local comercial con un solo empleado, cuya misión es mantener a 160 grados la temperatura de los cilindros de metal.
En el interior de dichos cilindros no hay seres humanos, sino perros y gatos que dueños desesperados tienen esperanza de que en el futuro puedan incorporarse a la vida. "No tenemos más pacientes humanos, sólo animales", confesó desconsolado el titular, que no encuentra a nadie dispuesto a pagar 120 mil dólares para el congelamiento y mantenimiento necesario.
Desafiar la muerte
En Estados Unidos, durante las décadas pasadas, la congelación había tenido amplia difusión y cierta adhesión. Quienes habían firmado contrato con los crionistas eran tomados en custodia por el equipo de expertos, apenas se declaraba la muerte cerebral, recibiendo anticoagulantes y glicerina a través de un agujerito en el cráneo, luego congelado.
En ese país existen alrededor de 90 personas en ese estado -entre las cuales, se asegura, no se encuentra el creador del imperio Disney- y numerosos órganos (sobre todo cerebros) que fueron conservados en la esperanza de la clonación.
El "paciente" de mayor trayectoria es el doctor James Bedford, quien desde 1967 espera en una tumba de hielo ser devuelto a la vida. Sin embargo, podría tener un mísero destino: el dinero para su mantenimiento se está agotando y pronto el viaje glacial hacia la inmortalidad puede concluir en un triste descongelamiento.