Javier Martín Roldán descubrió un aspecto inimaginado del miedo diez días atrás, cuando fue secuestrado, ferozmente golpeado y hasta sufrió un simulacro de fusilamiento en un descampado. Sus atacantes eran conocidos: dos empleados de la firma Lumen, para la cual el chico, de 20 años, había trabajado hasta poco días antes, cuando descubrió en un auto de la empresa "algo que no tenía que ver" y que sólo dijo a la jueza que investiga el brutal episodio.
"Me golpearon por lo que había visto, para que no abra la boca", dijo ayer Javier, mientras intenta recuperarse de las secuelas del ataque junto a su familia, especialmente su madre, quien al enterarse de lo ocurrido sufrió un preinfarto. De acuerdo a la declaración del joven en Tribunales, fue coaccionado para no denunciar el hallazgo de drogas en un auto de la firma.
El padre del joven, Jorge Roldán, aún no sabe de donde sacó fuerzas para enfrentar todo lo que ocurrió desde el momento en que raptaron a Javier, en un quiosco a la vuelta de su casa, en barrio Belgrano. El muchacho estuvo secuestrado y fue golpeado durante más de dos horas. "Todo el tiempo pensé que me iban a matar", dijo.
Lo que no se debía ver
Después de su infortunado descubrimiento, en la ciudad entrerriana de Concordia, Javier presentó su renuncia a la empresa Lumen -dedicada a la venta de heladeras de uso comercial- en la que trabajaba hacía un mes. La primera reacción de sus empleadores fue ofrecerle "un cargo de gerente en una sucursal de Pergamino", contó el muchacho, que rechazó la oferta.
El mismo día que volvió a su casa, en un quiosco de Ituzaingó y Guatemala al que fue con su novia, dos camioneros de la firma lo sorprendieron y amenazándolo con un arma en la cabeza y lo subieron a un auto en medio del estupor de los testigos.
"Arriba del auto me taparon la cabeza con una camisa y comenzaron a pegarme culatazos con un arma. Me llevaron a un descampado, me hicieron bajar, arrodillarme en el suelo, y gatillaron dos veces", contó el chico.
Después de eso, volvieron a subirlo al auto y lo trasladaron hasta un galpón de la firma, en San Juan 3778. Allí lo estaban esperando el hijo del propietario de la empresa, Sebastián Malvestiti, de 26 años; su novia y también empleada, Cecilia Mur; otro empleado, Carlos Manuel Rojas, de 47 años, y dos policías que cumplían tareas de seguridad en la firma: un comisario de apellido Díaz y un oficial, Moreira.
"El dueño de la empresa me dio un culatazo en la cabeza y cuando me estaba cayendo al piso me pateó la cara. Todos los demás miraban y se reían", contó. "Me dijeron que todo era por lo que había visto, para que me callara la boca", dijo el chico.
Roldán estuvo secuestrado desde las 11 del mediodía del viernes 3 de agosto pasado hasta las 13.30 aproximadamente, cuando dos policías de la seccional 14ª llegaron al galpón alertados por la denuncia que hizo el padre de Javier. Allí la policía detuvo a Malvestiti, Mur, Rojas y los dos policías. También secuestraron armas, el auto en que trasladaron al joven, que tenía manchas de sangre, y cintas con las que lo amordazaron. A pesar de eso, los dos camioneros que secuestraron, golpearon y le dispararon al chico lograron escaparse y aún permanecen prófugos.
Javier ya debió enfrentar en Tribunales a sus agresores, quienes lo denunciaron por robar unos mil pesos después de su renuncia a la empresa, cargo que el chico negó. El caso está calificado como privación ilegítima de la libertad y lesiones, un delito que no es excarcelable, y está a cargo de la jueza Raquel Cosgaya, titular del Juzgado de Instrucción de la 6ª Nominación