Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) determinará hoy si acepta o rechaza la propuesta de pago de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para saldar las deudas salariales, pero independientemente del desenlace de la reunión de sus afiliados, se presume que lo que se resuelva obrará como punto de inflexión en la seria crisis que gobierna al deficitario fútbol argentino. A las 15, en la sede de la calle Salta 1144, representantes de todos los planteles de las tres principales categorías (Primera, B Nacional y Primera B) decidirán si continúan o no con la medida de fuerza que lleva ya dos semanas. Si los jugadores aceptan el plan de pago, la actividad retornará el próximo fin de semana, pero "en estado de alerta permanente y bajo amenaza de una nueva huelga" ante cualquier incumplimiento de la desprestigiada clase directiva, que acumuló una deuda cercana a los 45 millones de pesos de la que sólo se pagó un 10 por ciento aproximadamente. En cambio, si la propuesta no satisface al gremio, la medida de fuerza se prolongará a la Primera B Metropolitana -ayer se jugó la sexta fecha de la temporada- y, lo que es aún peor, el conflicto adoptará un escenario de mucha tensión y con poco margen para las negociaciones entre la AFA y Agremiados. Si ello ocurre será difícil augurar el término de la problématica, debido a que la dirigencia aseguró que la propuesta de pago acercada el pasado miércoles es la mejor y última alternativa que aparentemente puede brindar la AFA. Presionados por la insolvencia de las instituciones, la postura de los jugadores se divide entre los que pretenden volver a trabajar y aquellos que persisten inflexibles en cobrar hasta el último centavo antes de hacer rodar la pelota. Sin demasiadas armas para la negociación, los planteles a los que se les adeuda una cifra menor desean terminar con la huelga y no seguir pagando el costo de la recesión por aquellos clubes que acumularon millonarios compromisos. Por su parte, los planteles más perjudicados (San Lorenzo, Vélez, Central, Talleres y Belgrano) por la crisis buscarían seguir con la medida de fuerza hasta que se salde toda la deuda, con la intención de refundar el fútbol argentino. Más allá de las especulaciones, versiones extraoficiales indican que los futbolistas levantarían la huelga, aunque los principales dirigentes gremiales mantienen el hermetismo en ese sentido y dejan todo supeditado a lo que pueda suceder hoy en la reunión extraordinaria. En el otro polo del conflicto, la mayoría de la dirigencia es optimista y sostiene que la única manera de encontrar una salida es con los torneos puestos en marcha. El único directivo disidente es el presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, quien días atrás presentó un proyecto "revolucionario" para las administraciones de los clubes -con avales patrimoniales por parte de los dirigentes- y sugirió a Agremiados que no acepte el plan de pago de AFA, al que calificó como "un nuevo parche". Esa propuesta consiste en lo siguiente: la máxima entidad del fútbol argentino pagará 3.850.000 millones de pesos con un cheque al día y dos cuotas de 1.075.000 (agosto y septiembre) para saldar el 35 por ciento de la deuda homologada en mayo pasado, en el Ministerio de Trabajo, tras el último período de huelga. El resto será financiado, con garantía del Banco Credicoop, en 18 cuotas de un millón de pesos a partir de septiembre próximo, con una interés mensual del uno por ciento. De esa manera se presenta el mapa del conflicto que postergó, hasta el momento, por dos semanas la actividad de primera división y B Nacional. Ahora Agremiados tiene la pelota que le dio la AFA. La incertidumbre pasa por saber si la guarda o la hace rodar.
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