Rodolfo Bella
Héctor Barreiros, Lauro Campos y Cristian Valci son tres artistas con varios puntos en común: el más importante, jamás haber bajado los brazos, ni siquiera en tiempos de crisis. Siempre fueron fieles al teatro de texto y dirigieron sus propias obras, aunque nunca dudaron en colaborar con los proyectos de sus colegas. Pero además, y esa es quizás la más curiosa de sus coincidencias, los tres comparten un mismo público. La experiencia y permanencia de Barreiros, Campos y Valci les permite tener una perspectiva amplia de su trabajo. En charla con Escenario, los tres directores confrontaron distintas ideas sobre el pasado, el presente y el futuro del teatro. Aún en el disenso, al pensar los múltiples aspectos que se vinculan con su actividad específica, coincidieron en que el objetivo de sus esfuerzos es el mismo: disfrutar y hacer disfrutar el teatro. También, sorprendentemente, se atrevieron a hablar con palabras como "marketing", una cuestión casi tabú para los teatreros rosarinos. Además, relativizaron el mito romántico del actor muriendo sobre el escenario, y hasta se permitieron reirse de sí mismos y hablar de sus colegas. Y lo hicieron, claro está, con el respeto que le merecen todos y cada uno de los que, como ellos mismos, sienten profunda pasión por las tablas . Barreiros prepara el estreno de "Nadie sale de su cueva", una metáfora de la realidad; Campos, estrenó el viernes pasado "Master Love", una adaptación de una obra sobre las tergiversaciones del amor; y Valci tiene en cartel desde abril "Papi", una comedia dramática de Carlos Gorostiza sobre un profesor dedicado a vender los servicios sexuales de una alumna. -¿Cuál es el desafío de producir en la crisis? Valci: El desafío es semana a semana porque la gente se olvida. Barreiros: El teatro es un lujo cultural del que no podemos estar pensando que va a venir todo el mundo. Van a venir los que se interesan, que cada vez son menos (risas). Valci: Yo disiento totalmente. Pienso que hoy más que nunca tenés que vender el producto. Cuando hago un montaje lo pienso en función de ese público que me sigue en las comedias. Y pienso que hay que captarlo como para poder venderlo. -¿Hay una disociación entre lo comercial y lo no comercial? Valci: Pienso que sí, entendiendo comercial en el sentido que lo puede ver todo tipo de público. Tal vez si es una puesta under, que puede ser muy buena, va mi mamá y no lo entiende. Pero yo hago un teatro tradicional. Campos: Cuando el producto es bueno, es comercial. Barreiros: Cuando el producto gusta, no importa en qué categoría está. Valci: Sí, pero eso se da uno en diez. Campos: Yo disiento con Cristian porque nunca pienso si lo que hago va a ser comercial o no. Así me va, pero está bien porque es mi elección. Yo me lo busqué (risas). Yo no puedo hacer teatro pensando en lo que le va a gustar al público. Creo que hay que darle también una alternativa, de alguna manera, cultural. Valci: Yo hago encuestas en donde a veces pregunto qué quieren ver porque me interesa que ese público vuelva. Yo no quiero hacer teatro para cinco o diez personas. -¿Hay una fractura generacional con respecto a la forma de encarar el trabajo? Valci: A veces. Barreiros: Los jóvenes que hacen teatro en Rosario no apuntan a la boletería... Campos: Es una ideología, una manera de ver las cosas. Valci: A mí me gusta lo que hago, pero también lo hago en función de ese público y cada vez que estreno quiero que nadie salga decepcionado. Campos: Obviamente... ¿quién va a querer hacer una cosa fea? Uno nunca hace teatro para diez personas, porque me quedaría en mi casa. Uno hace teatro para el público, porque sin público el teatro no existe. Pasa que yo personalmente tengo ganas de desafiar. Con "Despertar en Granada" tuve 43 funciones, dos temporadas, un texto denso, con 18 actores. Comedias como "Vos y yo, los dos en cama", es algo que no voy a hacer nunca más. -¿Es una elección artística hacer teatro de texto? Valci: Soy muy respetuoso del texto, además yo me crié con Lauro Campos... También trabajé con Héctor como actor y él siempre fue muy respetuoso del texto. Campos: Fue un aprendizaje. Leo muchísimas veces la pieza hasta que entiendo la psicología de los personajes y siempre voy a respetar al autor como si fuera mi obra. Barreiros: Yo creo profundamente en la palabra. El modo de expresión del hombre, y sobre todo del actor, es la palabra. -¿Qué piensan de la experimentación? Barreiros: Es sólo una forma de ver las cosas. En el teatro siempre se experimenta. Yo siempre lo hago. En su época hice Ionesco, por ejemplo. La adaptación de los clásicos también es una experimentación. Yo hice la vida de Walt Whitman y el modo de hacerlo era vanguardia pura, apelando a una paráfrasis. Campos: Aunque hago siempre un texto tradicional, yo mismo no me respeto como autor, y con eso también se experimenta. Para empezar porque no creo conocerme tanto y eso me ayuda a obtener los mejores resultados. Valci: Yo no me siento capaz de hacerlo. Hago teatro tradicional, aunque puedo tomar un texto como "Papi" y verlo desde muchas perspectivas más cercanas al humor que a lo trágico. La experimentación siempre está, tal vez no en el grado que puede haber en otros elencos. Barreiros: El teatro evoluciona siempre en sus formas, en la manera de expresarse y de comunicarse con el público. Campos: Las comedias que se hacen ya no son como las que hacía Paulina Singerman o la compañía Cibrián-Campoy... -¿Qué sentido se le da a producir en momentos de crisis? Barreiros: Siempre tiene un sentido. Mientras exista un espectador existirá el teatro; mientras haya alguien que cuenta una historia y alguien que la escucha. -¿Realmente harían una función para un espectador? Barreiros: No nos vamos a dejar vencer y vamos a seguir. Encontré que sirvo a la comunidad a través del teatro y lo voy a seguir haciendo. Campos: Va a llegar un día en que voy a decir basta, me cansé, y me voy... No soy de los que dicen me voy a morir en el escenario y esas cosas. Para nada. Valci: Hasta ahora estoy muy conforme, pero yo quiero tener gente. Pienso que es una verdadera vocación, pero que se demuestra a través de los años. -¿Se pueden establecer estrategias de mercado en el teatro? Campos: Yo lo hice con "Proceso a la Justicia", tuve a mi lado a un profesional que hizo un estudio de marketing y lo hizo muy bien. Dio resultado, pero para otras obras no hice análisis de marketing y también dio resultado por los méritos de la obra. Claro que hay otras veces que por los méritos de la obra uno piensa que irá muy bien y es un desastre (risas). Valci: Yo cuido a los actores y la elaboración de la pieza, pero lo artístico no está reñido con lo económico. Hoy hay que trabajar el doble para llevar público. Campos: Lo entiendo y creo que eso es una opción... Pero nosotros con Héctor hemos creído siempre que el teatro era un hecho cultural que no tenía que pasar por el mercado, sino por el ofrecimiento. Valci: Pero hay costos... Campos: Si yo tuviera que hacer el trabajo de Cristian caería muerto en la segunda semana y además se me iría el disfrute por el teatro y eso no lo quiero perder. Me gusta disfrutarlo. Somos de esa época, pero el día que no se pueda hacer más teatro, no se hará. -¿Les interesan las cifras? Campos: A mí no me importan... Prefiero concentrarme en cómo salió la función. Valci: A mi sí me interesa eso y también ver la respuesta del público, pero nosotros planificamos para tener público, hacemos encuestas. El desafío es contactarse con los espectadores. Yo lo hago por carta cada fin de semana y además me lo agradecen. Pero no se si podré seguir cuando pasen los años que Lauro y Héctor hace que están en esto, porque uno termina muy agotado. -¿Hay rivalidades, prejuicios de unos grupos contra otros? Barreiros: Más bien una mentalidad pueblerina. Campos: Eso no lo sé responder. Valci: Yo trato de ir a ver todo, porque a veces los educadores no les enseñan a ver todo tipo de teatro a sus alumnos; les enseñan solamente la tendencia del profesor, pero tienen que estar abiertos. Es bueno que vayan a ver teatro tradicional, como el que hago yo, o una puesta de El Rayo, o lo que sea, y que después elijan. Campos: Yo fui a ver puestas de El Rayo, pero sé que la gente que va al Rayo no va a la Trinidad, por ejemplo. -¿Hay un prejuicio contra ustedes? Barreiros: No, de ningún modo. Es esa cosa pueblerina que Rosario no pierde. Campos: Para nada. Yo sería feliz que me venga a ver cualquier persona, así como yo no tengo prejuicios en ir a ver cualquier tipo de teatro. Valci: Yo tampoco. Yo me pongo como público y cuando hago un montaje pienso en función del público porque me encanta ver teatro.
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