Orlando Verna
Liliana Herrero y Juan Falú subirán hoy, a las 21.30, al escenario de la sala Lavardén, Sarmiento y Mendoza, para homenajear a una dupla fundamental de la música y la poesía argentina: Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla. Una guitarra y una voz, solamente dos instrumentos para la presentación de un disco denominado "Leguizamón-Castilla" y editado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, que intenta rescatar la tradición ancestral de una cultura provinciana aparentemente en vías de olvido. El trabajo que significó la búsqueda de las partituras originales, de la interpretación de esos clásicos y de la emoción de reencontrarse con las raíces, fueron algunas de las cuestiones que analizaron la cantante entrerriana y el guitarrista tucumano en charla con Escenario . -¿Cuál es el origen estético del abordaje de la dupla Leguizamón-Castilla? Herrero: Buscamos rescatar en forma auditiva lo que consideramos un universo armónico, melódico y poético excepcional del folclore argentino. Quisimos ponerlo en evidencia en un disco. Yo ya había grabado hace algunos unos años al Cuchi, pero Juan sugirió que lo acotáramos a la producción de Leguizamón-Castilla. La idea fue hacer una producción mirando hacia el interior de nuestro país con dos grandes artistas como Leguizamón y Castilla, y que el oyente se ponga en contacto con un mundo extraordinario. Falú: En lo personal fue una experiencia muy importante, porque ese repertorio es todo un desafío artístico, y porque uno se remite inmediatamente al Cuchi no sólo como autor, sino también como intérprete. Además era importante para mí, porque me permitió salir del rol de solista, después de 35 años de estar encapsulado ahí, en la guitarra. Y porque yo ya lo hacía en las reuniones de amigos. Siempre me ha gustado acompañar al cantor, es un espacio extraordinario de gran creatividad. Es un diálogo muy creativo no entre el cantor y su acompañante, sino entre la voz y la guitarra. Con las diferencias del caso, me hace acordar mucho al cantejondo, esa relación entrañable entre el cantor y el guitarrista. -Liliana dijo que ya había grabado al Cuchi. Entonces, ¿qué particularidades tiene el trabajo realizado en conjunto? Herrera: Es un trabajo muy descarnado, completamente austero. Es una guitarra y una voz, es un juego infinito que te permiten estas melodías. Lo primero que hicimos fue ir a las partituras, para ver si efectivamente el tema era como se había popularizado. En muchos casos sí y en otros no. El paso del tiempo y la popularización hicieron que las melodías se fueran deformando. Así que fuimos al original y al saber fehacientemente cómo era la canción, comenzamos a trabajar en la interpretación. Y ahí siempre se interviene. Así salió un disco descarnado, lleno de silencios, lleno de chistes musicales, como eran los chistes que se hacían Leguizamón, Castilla y todos esos hombres de los años 40, 50 y 60 que se reunían para hablar en coplas, por ejemplo. De alguna manera es reponer en el universo cultural argentino una tradición que sería suicida perder. Este es un pequeño aporte, porque uno puede pensar en cantores excepcionales de las obras del Cuchi Leguizamón. Se me ocurre ahora al Dúo Salteño. Falú: Encontramos algunas melodías que las conocíamos simplificadas. Por ejemplo, la "Zamba del pañuelo", pero esto no me sorprendió. Como compositor, sé que el intérprete de una obra cae en la tentación de simplificarla, sobre todo si la obra tiene alguna dificultad o alguna sutileza. Me parece que los intérpretes argentinos de la canción no son muy amigos de las sutilezas, son más amigos de lo llano y de lo sencillo. Por supuesto que no pasa con todos. Los ejemplos más clásicos son Mercedes Sosa o Roberto Goyeneche, que no le hacían asco a la complejidad del tema. Encontramos casos de canciones que están siendo interpretadas pero no como las había creado el Cuchi. Además hallamos temas que no conocíamos. Inclusive hemos grabado un tema prácticamente desconocido como "La canción del que no hace nada". Son temas que descubren los hurgadores de partituras. -Dicen que algunos temas son como los hicieron el Cuchi y Castilla y otros no, ¿por ejemplo? Herrero: Por ejemplo "Lloraré" que es un tema popularizado...como decirlo, cantado más fácil para el oído. Y la melodía es bastante más compleja. Lo mismo nos pasó con "La cantora de Yala", temas que Juan y yo los habíamos aprendido de una manera diferente de cómo son. Y al ir a la partitura nos encontramos en que tenía una línea melódica mucho más interesante de como se había popularizado. -¿El espectáculo está integrado sólo por temas de este disco? Herrero: Hacemos temas de Leguizamón-Castilla pero le agregamos al espectáculo otras canciones que no grabamos en el disco, como por ejemplo "La arenosa", que de tanto tocar este disco nos salió un día en vivo y la adoptamos. Y otros temas que grabamos pero que decidimos quitar del disco porque no nos gustaban cómo habían salido, por ejemplo la "Zamba de Argamonte". Temas que los grabamos y que no fueron a parar al disco, pero que luego encontramos otra forma de encararlos, nueva para nosotros mismos. Después Juan toca algunos temas sólo con su guitarra, porque siempre es un placer escuchar a Falú, o yo canto alguna canción a capela, y hacemos otras cosas... (risas) Por ejemplo, el fin de semana estuvimos en Tucumán y nos salió una versión hermosa de "Subo", de Rolando Valladares, que estaba sentado ahí en la primera fila. -¿Quiere decir que el disco y el show son cosas diferentes? Herrera: Quiero destacar que si bien nuestro trabajo fue de mucha investigación, de sondear las partituras y de búsqueda de material, en vivo el espectáculo se construye sobre la base de una gran improvisación. Así también fue la grabación del disco. -Más allá de la química que puede haber entre ustedes y de esa búsqueda ancestral, ¿es ésta una nueva forma de encarar a los clásicos del folclore? Herrera: Creo que sí, porque hicimos un camino que fue de la partitura a la improvisación y de la improvisación a la partitura. Es decir, hicimos un reverso muy interesante. -¿La propuesta se constituye en sí con más sinceridad, con más respeto por la tradición, sin tanta intervención tecnológica? Herrero: Puede ser. Es trabajar sobre algo que uno conoce bien. En ese sentido, hay una gran honestidad musical. Falú: Para mí este trabajo no es nuevo. Yo hice eso desde siempre, pero para Liliana es una experiencia nueva, porque ella viene de trabajar con una banda sonora que suena muy bien. Porque aquí no se trata de que una cosa sea mejor que la otra. Yo soy muy amigo de este volumen, de este sonido, del instrumento que responde al requerimiento emocional del intérprete, a la pulsación del dedo, al soplo. Lo electroacústico puede sonar igual, toque quien los toque. No sucede lo mismo con estos instrumentos que están más vinculados al tacto, y el tacto al corazón. -Se nota una gran emoción en las palabras de Juan, ¿es la misma que proviene de la investigación de algo tan propio? Falú: Si no sientese eso, hermano, no estaría donde estoy. Y no sólo encontramos esa emoción en la búsqueda, sino también y cada vez más, en las presentaciones en vivo. Nos sorprendemos a nosotros mismos con la posibilidad que tiene nuestra propia interpretación. Siempre hay un tema que nos gusta más la última vez que lo tocamos que la primera. -¿Cómo es eso de trabajar este disco en forma didáctica? Herrero: Porque vamos a los colegios de Capital Federal, todos los jueves a las 11 de la mañana. -¿Y funciona? Herrero: Tocamos y charlamos, ellos preguntan, hay un pequeño material que tiene un glosario y una historia de la música argentina y de los autores. Muchos de los chicos tienen abuelos provincianos y muchos saben algo de folclore. Pero vimos que nadie, o casi nadie, conocía al Cuchi Leguizamón y a Manuel Castilla en los colegios secundarios. Y los que tienen algún relato provinciano, proviene de sus abuelos. Hemos hecho ya seis colegios y digamos que salimos cuatro a dos. En los primeros nos fue muy, muy bien y los otros fue difícil. -Este trabajo se enmarca dentro de otro mayor, porque ustedes estarían encarando otra obra, ahora sobre Eduardo Falú y Jaime Dávalos... Herrero: Cuando terminamos con el disco sobre este dúo histórico, a sugerencia de otras personas y porque no habíamos quedado los dos muy conformes con nuestro trabajo, se nos ocurrió para este fin de año o principios del próximo hacer otro dúo histórico como Falú-Dávalos o Leguizamón y otro poeta. Falú: Ojalá que podamos seguir con esta investigación de estos grandes dúos argentinos. Nos gustaría mucho, pero hace va a depender de nuestras posibilidades, de nuestro tiempo y la continuidad de los proyectos en los organismos que los han auspiciado. Herrero: Al hacer este disco se nos ocurrió la idea de seguir rescatando a estas grandes duplas. O de autores que condensen en un solo personaje una alta música de nuestra poesía.
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