Sebastián Pira escapó otra vez. Ahora mismo debería estar a punto de subirse a un avión para volar a Buenos Aires y luego a Rosario, pero la verdad es que hasta anoche nadie sabía oficialmente dónde se escondía el más escurridizo de todos los prófugos de la Justicia local.
El rosarino que atropelló y mató a dos chicas en Salta y bulevar Oroño, en marzo de 1997, debía presentarse ayer ante un fiscal holandés. No lo hizo. Aunque estaba en libertad condicional, iba a quedar detenido porque esta misma semana lo extraditarían a la Argentina para juzgarlo por uno de los homicidios, el de Daniela Caruso. Pero el muchacho que siempre se está esfumando no apareció y desde ese instante se convirtió en un prófugo.
"Esto es algo inesperado, feo y muy desagradable. ¿Cómo puede ser que haya vuelto a ocurrir?", se lamentó Felipe Caruso ante este diario. Felipe es uno de los padres que reclama justicia para Pira. Es el papá de Daniela, que tenía 17 años el día que la muerte se le cruzó en el camino disfrazada de auto. La otra víctima del conductor prófugo fue Celeste Haiek.
Ahora Pira tiene un pedido de captura de Interpol Argentina, que el juez rosarino Osvaldo Barbero renovó ayer, y también de las fuerzas de seguridad de los Países Bajos. Algunas fuentes creen que todavía está en Holanda, pero otras no descartan que ya esté muy lejos, huyendo hacia algún país -tal vez de Medio Oriente- que no tenga tratado de extradición con la Argentina.
"Con pasaporte argentino le va a resultar muy difícil salir de Holanda, pero con uno de la Unión Europea podrá hacerlo sin problemas", dijo a La Capital una alta fuente de Interpol Argentina.
Apresado en un aeropuerto
Pira apareció en el Viejo Mundo en marzo de 2000. Interpol lo arrestó en el aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam, cuando estaba a punto de volar hacia Israel. Para entonces hacía dos años y medio que había desaparecido de Rosario. Aquí debía estar detenido por el homicidio de Daniela Caruso, una de las dos chicas a las que arrolló con el auto de su padre la madrugada del 2 de marzo de 1997, en Salta y Oroño.
Cuando se conoció su detención, la Cancillería argentina inició los trámites de extradición para traerlo a Rosario y ponerlo a disposición del juez Barbero, que es quien debe terminar la instrucción de la causa y luego elevarla a juicio a su colega Julio Kesuani. Un tribunal holandés la concedió en septiembre de 2000, aunque el trámite se retrasó porque esta decisión fue apelada por la defensa de Pira. Finalmente, en marzo de este año, la Corte Suprema de los Países Bajos confirmó la decisión e inmediatamente la Cancillería inició los trámites.
Mientras tanto, Pira fue excarcelado mediante el pago de una fianza. Esto fue posible porque el sistema jurídico holandés permite que las personas acusadas de delitos, aun siendo graves, permanezcan en libertad hasta tanto la Justicia dicte sentencia. El único requisito que le exigieron fue que fijara un domicilio dentro de territorio holandés -lo hizo en Roterdam- y que se reportara periódicamente con las autoridades hasta tanto llegara el momento de enviarlo a Rosario.
Un viaje fallido
Ese día finalmente había llegado. Una comisión de Interpol Argentina estaba lista para viajar a Amsterdam a buscarlo. Pira llegaría a Buenos Aires este fin de semana o a más tardar el lunes o el martes. Por eso un fiscal lo citó para ayer a la mañana. Al presentarse, Pira automáticamente quedaría detenido y sería entregado a los agentes argentinos. Finalmente, éstos lo traerían a Rosario y lo dejarían a disposición de Barbero y de la fiscal Cristina Rubiolo, que es quien actúa como acusadora.
Pero nada de esto ocurrió ni ocurrirá, al menos en los próximos días. Como Pira no se presentó y tampoco lo encontraron en su domicilio en Roterdam, el fiscal holandés que interviene en el caso le revocó instantáneamente la libertad condicional y lo declaró prófugo. También pidió su captura y alertó a todos las fuerzas de seguridad. Además, ratificó los alcances de una resolución anterior que le impedía al rosarino traspasar las fronteras de Holanda.
"El no podrá salir del país, a menos que utilice un pasaporte falso", dijo ayer la fuente consultada por este diario en Interpol de Argentina. Tanto en la sede porteña de la policía internacional como en Amsterdam están convencidos de que sigue oculto en algún lugar de aquel país y que no escapó hacia otra nación europea.
Sin embargo, hay quienes son más pesimistas. "Si usó un pasaporte de la Unión Europea ya podría estar muy lejos", especulaban ayer otras fuentes. Algunos hasta sugerían posibles destinos y daban por seguro que Pira buscará ingresar a algún país sin tratado de extradición con la Argentina para evitar lo que le ocurrió en Holanda. Pero hasta anoche todas eran especulaciones. Lo único seguro es que Pira volvió a escurrirse sin dejar rastros. Una vez más.
La Ciudad
