El sistema de definición del campeonato tiene sus seguidores y también sus detractores. Muchos son los que apoyan la idea de que una final es a un sólo partido, a suerte y verdad; "a matar o morir", para los más drásticos; a un encuentro decisivo jugado en cualquier cancha pero que tras los ochenta minutos se conozca el nombre del campeón.
Pero también están los otros, los que están encolumnados detrás de la forma de definición como la que tiene el presente campeonato, esto es a dos partidos.
Las finales con cotejos de ida y vuelta permite a cualquier equipo recomponerse de una mala tarde, trabajar durante la semana los aspectos deficitarios observados en el primer enfrentamiento para que no ocurran en el segundo y perfeccionar las cosas que salieron bien.
Una mirada atenta
En esta ocasión, la experiencia de jugar dos finales con equipos de Rosario fue más allá del beneficio para los clubes. En la tarde de ayer, los entrenadores de distintos combinados de la Unión local pudieron ver en acción la base de los jugadores que conforman el plantel, tanto del seleccionado mayor como el de Desarrollo y pudieron sacar algunas conclusiones, lo que en la medida de un calendario complicado no es poco.