Si Josefina, la mujer de Napoleón, levantara la cabeza, admiraría los adelantos odontológicos del fin de milenio. Sin saberlo, la emperatriz -desdentada a causa de la piorrea- fue una precursora de estos avances al encargar una de las primeras dentaduras de porcelana de la historia.
La boca sigue siendo la gran descuidada de nuestra sociedad. Gastamos fortunas en el cuidado del pelo o la piel y, sin embargo, olvidamos a dientes y muelas, básicos para la alimentación. Además, las piezas dentales en mal estado pueden provocar, entre otras cosas, afecciones de corazón, del riego sanguíneo y, en mujeres embarazadas, multiplicar por cuatro el riesgo de parto prematuro.
La gente sólo va al dentista cuando nota dolor y muchos pacientes consideran normal que las encías les sangren o se les muevan los dientes. Tanto la caries como la enfermedad periodontal -mal conocida como piorrea- sólo molestan cuando están en un proceso muy avanzado. Por eso, los odontólogos recomiendan revisiones periódicas cada año y cada seis meses en el caso de niños o ancianos.
Tener una boca sana con pocos cuidados es casi un imposible, aunque hay personas que tienen una protección genética contra las caries y que nunca llegan a desarrollarla a pesar de sus hábitos higiénicos deficientes. Influye mucho una dieta cargada de azúcares, si el paciente se cepilla correctamente los dientes o no y, lo más importante, si éstos tienen tendencia genética a la caries. La realidad es que la caries y la enfermedad periodontal son las afecciones más extendidas del planeta.
Cáncer bucal
Uno de los descuidos bucales más graves es no dar importancia a las úlceras, pequeños nódulos o manchas blanquecinas que aparecen en la cavidad bucal y que no llegan a curarse con ningún medicamento pasadas dos semanas. Para los odontólogos, dejar pasar un diagnóstico de cáncer bucal es imperdonable ya que se trata de una enfermedad de fácil pronóstico.
El cáncer bucal tiene una prevalencia del 5 por ciento respecto a otros que afectan el organismo. Puede surgir tanto en las partes blandas (labios, lengua, mucosas de las mejillas) como duras (hueso).
Los especialistas aconsejan vigilar toda úlcera que tarde más de 12 ó 14 días en curar (un afta, que es benigna, tarda entre 8 y 10 días), así como tener cuidado con los cortes o roces continuos en la mucosa de la mejilla o en la lengua por parte de una muela rota o de una prótesis que no encaja bien.
Otra afección de importancia, aunque poco frecuente, es la septicemia o la infección en el sistema sanguíneo, especialmente en enfermos inmunodeprimidos. La piorrea sin tratar puede producirla; sin embargo, los antibióticos que tomamos a lo largo del año para resfriados y otras dolencias hace que la septicemia sea difícil de desarrollar.
Las afecciones cardiacas encuentran también un lugar en esta lista de graves consecuencias. Los infartos por esta causa no son comunes, pero sí lo son las endocarditis producidas por focos infecciosos de la boca y que llegan hasta las delicadas venas coronarias, muy deterioradas si el paciente sufría previamente enfermedades del corazón.
En el caso de las embarazadas, los odontólogos insisten en deshacer el mito de que la gestación provoca caries por la pérdida de calcio. Según los médicos, estas caries son siempre procesos que vienen de lejos. Además, si los focos infecciosos no se eliminan, el riesgo de parto prematuro se cuadruplica, lo que supone un riesgo evidente para el feto.
Las mujeres también tienen más predisposición a padecer gingivitis, sobre todo asociada a condiciones hormonales. En fumadores, la detección de la gingivitis es más dificultosa porque las encías no sangran.
La falta de conexión entre médicos de familia y dentistas hace que se den muy a menudo enfermedades que podrían ser fácilmente tratables. Por ejemplo, los dolores de cabeza debidos a la mala colocación de las articulaciones mandibulares o al excesivo roce de los dientes entre sí. Al paciente no se le ocurre ir al odontólogo por este problema si nadie se lo dice.
Otras dolencias muy frecuentes son las faringitis crónicas ocasionadas por muelas del juicio a las que les cuesta salir, y también sinusitis por causa dental.
La relación entre las muelas del juicio y la alopecia y el vitíligo no está demostrada totalmente. Los especialistas siguen investigando las razones por las que pacientes con muelas en mal estado presentan en ciertas ocasiones calvas redondas y muy localizadas en la cabeza o afecciones cutáneas como el mencionado vitíligo (aparición de zonas blanquecinas irregulares en la piel). También se advierte una relación entre dientes con problemas e infecciones en la capa media del ojo. Los odontólogos advierten a las personas que sufren diversas afecciones oculares que vigilen muy estrechamente su salud dental.
Bocas del siglo XXI
A una temperatura de 37,5 grados y con una envolvente humedad, la boca resulta una fabulosa estufa para las bacterias. Por eso hay que cuidarla; caso contrario, termina pasando una elevada factura, y no sólo en dinero, sino también en dolor.
La boca también tiene sus "cuatro jinetes del Apocalipsis": caries, piorrea, cáncer y maloclusiones dentales.
De todas esas dolencias, la más frecuente es la caries, enfermedad destructiva de los tejidos del diente producida principalmente por los efectos de los hidratos de carbono, en especial de los azúcares. Los restos que quedan adheridos a las piezas dentarias permiten el anidamiento de bacterias y así comienza el proceso de descalcificación que da paso a la caries.
Ya en los dientes de leche pueden aparecer caries, y conviene estar atentos porque, si se pierden antes de tiempo, se producen malposiciones en los dientes definitivos.
La caries se pueden prevenir perfectamente si se cuida la alimentación y se mantiene la debida higiene, incluyendo flúor en cantidad adecuada. Sin embargo, sigue siendo una amenaza en la adolescencia porque los chicos consumen hoy gran cantidad de dulces y golosinas.
El cambio en los hábitos alimenticios hace que los refrescos carbonatados -en especial las bebidas cola- bañen a cualquier hora la boca de los más jóvenes. Muchos padres no tienen conciencia de que eso es un dulce, un jarabe azucarado que lo impregna todo.