Aferrado a la idea de que el mejor camino a transitar es el de la austeridad fiscal, Juan Carlos Mercier, que hoy aplica a rajatabla esa política en su gestión, se jacta de haber advertido allá por la crisis asiática que había que actuar en esa línea.
Al respecto, cuestiona a quienes no supieron o no quisieron hacer los deberes. "Como la economía argentina estaba fuerte y faltaba un año y medio para el cambio de mandato el país siguió como si nada. Quien más, quien menos, dijo que esto se iba a arreglar y el país siguió con el gasto, vendió hasta lo último que tenía", enfatiza.
Mercier saca los trapitos al sol. "En plena campaña electoral de Duhalde y De la Rúa, todos los equipos económicos manejábamos esa misma información y que en las provincias había serios problemas de desfinanciamiento. Me acuerdo que nosotros, con Reutemann, a quien un día le dolía la muela y otro le explotaba la bomba, comenzamos a ver los números con mucha anticipación advirtiendo que si el país y las provincias no generaban políticas para reducir el déficits más tarde o más temprano caerían en un desfinanciamiento sin poder acceder al crédito".
Dice que advirtieron que el crédito se cortaba y que se prepararon para lo peor y que las denominadas políticas activas, tampoco eran de su agrado. "Cuando tenés crédito barato, vaya y pase, pero cuando ya tenés crédito caro, seguir diciendo que vas a hacer políticas activas es complicado. Pero cuando ya no tenés crédito no podés hacerlo simplemente por que no hay con qué", menciona.
El fantasma de la devaluación
"No estamos en posición de discutir grandes cosas. A menos que nos declaremos en default, vamos a la devaluación y que sea lo que Dios quiera. Me han dicho que un default cuando la Argentina tiene el 90 por ciento de sus deudas públicas y el 85 por ciento de sus deudas privadas en dólares puede significar un retroceso del 30 por ciento del PBI y 15 años de atraso", enumera Mercier.
Partidario de acompañar toda medida que se tome con una estrategia para mantener el equilibrio fiscal, garantizar el pago de la deuda, bajar las tasas de interés, y seguir sin devaluar, admite que "al país le esperan momentos de mucho sacrificios o esfuerzos".
También reconoce que la posición de dureza que adopta tiene una explicación: "Mucha gente que opta por quedarse con el discurso y muchos menos optan por quedarse haciendo números con la lapicera. Y quienes se quedan la lapicera son el presidente, el gobernador, los ministros, que deben decidir cada día mientras uno les vive diciendo no".
Pero Mercier no duda un segundo de que es a cara de perro como se logrará pasar con menos dolor la enfermedad. "Quien tiene más o menos ordenada su casa, lo va a pasar mejor. No digo bien, simplemente mejor".
"Que nos den el crédito del Banco Mundial es un orgullo para Santa Fe pero ya hemos comenzamos a consumir parte del fondo unificado porque hace un año y medio que no tomamos crédito, vivimos con lo nuestro y pagamos todo lo que hay que pagar", advierte. Para la obtención de los fondos del crédito faltan unos cuatro meses donde habrá que superar la firma de todos los papeles que forman parte de los trámites para que la Nación conceda la garantía que hace falta.
J.S.L.M.