Edgardo Alfano
Durante todo el fin de semana el presidente Fernando de la Rúa y su equipo más íntimo de colaboradores delinearon el discurso para la unidad nacional que finalmente pronunció en Tucumán. Por esa razón, De la Rúa estuvo guardado durante el sábado y domingo y dejó el terreno libre al ministro de Economía, Domingo Cavallo, sobre quien están puestas las expectativas para lograr la tan ansiada recuperación del país. Pero fue fundamental el encuentro del domingo entre el presidente y Cavallo para que De la Rúa incorporara un punto de suma importancia en su discurso: la Argentina ya no puede seguir pidiendo créditos porque tiene enormes dificultades para lograrlos y debe realizar, sí o sí, una poda significativa del gasto público, con el aval de los partidos que componen la Alianza. El mensaje del presidente apuntó, entonces, a tres direcciones: habló del gasto y del crédito, trató de demostrar una mayor decisión política en su accionar —como piden los inversores— y dirigió su mirada al peronismo para pedir por la unidad nacional. El delarruismo está obsesionado con revertir la imagen de inacción que tiene el gobierno en algunos sectores de la población y del exterior y, sobre todo, en los hombres de negocio. Sabe que un acuerdo con la oposición, centrado en los gobernadores del PJ, y la reducción del gasto público, tanto a nivel nacional como provincial, es vital para recuperar oxígeno e intentar revertir la crisis en el segundo semestre del año. De la Rúa llamó a una convocatoria para armar “una mesa que resuelva los problemas de la patria”. No será una tarea fácil, pero el presidente apuesta a una oportunidad más para eliminar los nubarrones que hace tiempo se instalaron en el horizonte.
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