Con una dramática exhortación a las provincias y a todos los sectores políticos, económicos y sociales a bajar el gasto para no depender del crédito externo, el presidente Fernando de la Rúa efectuó ayer una convocatoria a la unidad nacional, en el marco de los actos por el Día de la Independencia.
"Hoy nuestra independencia está disminuida. Estamos frente a un 9 de Julio particularmente difícil, quizás tan fundacional como el original" de 1816, aseguró De la Rúa, y advirtió que "nuestra responsabilidad como gobernantes es terminar con el déficit y no deberle nada a nadie para poder decidir nosotros mismos cómo queremos que sea nuestra patria".
"¿Cómo podemos creernos independientes si para que nuestros chicos tengan su almuerzo en las escuelas o nuestros abuelos su cobertura social tenemos que recurrir al endeudamiento y al préstamo? ¿No será que no queremos aceptar la realidad como nos toca?", sentenció.
El presidente, al hablar en la histórica Casa de Tucumán, hizo extensiva su convocatoria a los "gobernadores, representantes de la política, instituciones y organizaciones sociales".
Tras el mensaje, De la Rúa se mostró seguro de que los gobernadores "van a poner por delante el patriotismo y van a responder a la convocatoria".
"Soy el presidente de un país que necesita el acuerdo de todos para superar esta crisis", reconoció en el discurso, y les propuso a todos los sectores comprendidos en la convocatoria "que nos ayudemos sin intentar sacarnos ventajas".
De la Rúa manifestó: "Los convoco a trabajar juntos, cara a cara, hasta que acordemos de qué forma vamos a salvar a la Argentina. Los convoco a resolver el problema de nuestra independencia".
"Pueblo de mi patria: los invito a la unidad nacional para resolver definitivamente los problemas que arrastramos de hace años y que nos tienen estancados. Pongámonos de acuerdo para que nuestra nación no necesite depender de nada ni de nadie para poder funcionar", destacó.
El ejemplo de 1816
Instó a "hacernos realmente libres como en 1816 y verán cómo podremos crecer y podremos progresar, y cómo seremos otra vez un gran país para vivir", ya que "no existe nadie en el mundo que nos vaya a regalar todos los años los millones que gastamos de prestado".En ese sentido, reconoció que la tarea "no es fácil; vamos a afectar intereses sectoriales importantes", pero advirtió que "si no decidimos nosotros cómo y dónde bajamos el gasto, lo harán otros cuando decidan no prestarnos".
De la Rúa recordó que "la situación social es seria", destacó que "los dolores del pueblo son los nuestros" y advirtió que "la política pasa por un momento de incertidumbre y complejidad". Agregó que "la situación nos ha convertido en una nación apesadumbrada", realidad que, según dijo, "hace que esperemos un milagro que nos devuelva nuestra riqueza", pero advirtió que "no hay milagro".
"Es hora de defender la patria", advirtió el jefe del Estado, flanqueado por el gobernador local, Julio Miranda.
De la Rúa recordó que "el Estado nacional y las provincias gastamos más de lo que tenemos", y se preguntó: "¿Qué vamos a esperar? ¿El día que no quieran prestarnos más para decidirnos a solucionar nuestros problemas? ¿El día que no llegue el préstamo para comprar la comida de los abuelos, o de los alumnos?".
Aclaró que no le "interesa repartir culpas. Todos tenemos parte de culpa y no es tiempo de mirar atrás. Nadie puede tirar la primera piedra".
Advirtió, que "el país está sobrecargado de palabras negativas" y de "reacciones que invitan al desaliento y la desesperanza", por lo que manifestó que "lo mejor que podemos hacer es terminar con esto y pasar a la acción", ya que "no hay nadie, sobre todo quienes tenemos posición política en la sociedad o posición dirigente en el país, que pueda decir que no tiene soluciones que aportar".
El llamado presidencial fue recibido con cautela por el justicialismo, aunque la oposición se mostró de acuerdo con la importancia de la iniciativa. Mientras el gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, se mostró "a favor de la unidad, pero queremos saber el contenido", el cordobés José Manuel de la Sota objetó el pedido para reducir el gasto, ya que consideró que su provincia "ya ha dado mucho".
Paralelamente, el vicario general de la arquidiócesis de Tucumán, monseñor José Chávez, advirtió sobre los "abismos" que separan la realidad de un pueblo que "sufre y espera" y el ámbito en el que que se mueven "los que sólo piensan en sus privilegios personales o sectoriales".
En la homilía del tedéum, el sacerdote se solidarizó con quienes "están cansados de ver la opulencia y los privilegios de unos cuantos y no quieren caminar por los caminos del odio y de la violencia, sino que se esfuerzan por el bien común a pesar de todo".
El gobierno había soñado con firmar ayer en Tucumán, junto a todos los mandatarios provinciales, un acuerdo para renovar la unidad institucional del país, pero los problemas con los justicialistas por los fondos adeudados por la Nación hizo naufragar la iniciativa.
Luego de los saludos protocolares en la Casa de Gobierno y del Tedéum en la catedral tucumana, De la Rúa asistió al desfile cívico militar del que participaron alrededor de dos mil personas entre efectivos militares y escolares, incluida la Gendarmería infantil.
El primer mandatario llegó a Tucumán poco después de las 10, acompañado, entre otros, por los ministros de Interior, Ramón Mestre; de Salud, Héctor Lombardo; de Trabajo, Patricia Bullrich; de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez Giavarini; de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero; de Educación, Andrés Delich; y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo.
Pese a que se los aguardaba, no estuvieron el titular de Economía, Domingo Cavallo, ni los responsables de Justicia, Jorge de la Rúa, y de Infraestructura, Carlos Bastos.
Integraron también la comitiva presidencial los jefes militares, el secretario general Nicolás Gallo, el vocero Juan Pablo Baylac, el diputado justicialista Daniel Scioli y el secretario de Turismo, Hernán Lombardi.
De la Rúa se trasladó hasta la Casa de Gobierno y, tras reunirse a solas con Miranda, recibió los honores protocolares por la fecha patria en el Salón Blanco. Desde allí, la comitiva se dirigió a la Casa de Tucumán, lugar elegido por el presidente para hacer su llamado a la unidad nacional en los momentos difíciles por los que atraviesa el país, y luego se trasladó al Parque 9 de julio para el desfile.
Terminada esta parte de la celebración del 185 aniversario de la Independencia, el mandatario radical dejó inaugurada la primera Expo Mercosur, muestra de la que participaron también delegaciones de Brasil y Paraguay.