La tradicional carrera en que toros de 750 kilos salen de sus encierros persiguiendo a osados residentes y turistas por las calles de la Pamplona medieval dejó seis heridos graves ayer y otra cincuentena con escoriaciones de diversa consideración. Jennifer Smith, turista de Nueva Jersey de 29 años recibió una cornada en un muslo, mientras que otros fueron tratados en puestos de primeros auxilios cercanos a la ruta de unos 730 metros de la plaza del Ayuntamiento al redondel.
Aunque Ernest Hemingway popularizó esta persecución en 1927, la fiesta de San Fermín tiene una tradición de 400 años. Como en la novela "Muerte en la tarde", también ahora cayó sangre en las callejuelas empedradas.
Desde la década de 1920, trece corredores han muerto al tratar de huir de los toros. El último fue un joven estadounidense quien luego de caer se levantó en vez de rodarse hacia otro lado.
La fiesta que dura una semana fue inaugurada anteayer a mediodía bajo un torrente de agua, champaña barata, mostaza y kilos de harina. Decenas de miles de personas bailaron toda la noche en bares atestados y en el frío de las calles.
Miles de personas habían reservado ayer temprano sus puestos para la primera de las siete corridas que incluye la fiesta, vitoreando mientras esperaban. A las 8 de la mañana, cuando un cohete anunció que los toros saldrían en uno o dos minutos, la mayoría de los presentes se refugió rápidamente.
Como es costumbre, un grupo de corredores veteranos y novatos osados se quedaron para la peor parte.
Los problemas surgieron en una famosa curva donde los toros corren a toda velocidad, desde la plaza del Ayuntamiento hasta un viraje a la derecha por una calle estrecha llamada Estafeta, que lleva hasta el redondel. Los toros se resbalaban en el empedrado húmedo, confundidos por el ruido de la enorme multitud y estaban obviamente de muy mal humor. Entonces ocurrió lo que rara vez sucede en ese tramo: se separaron en direcciones diferentes.
"Nunca había visto algo semejante", dijo John Kimmich, maestro y fotógrafo de Iowa City, que no se ha perdido una fiesta de San Fermín desde 1988. "Normalmente pegan en la barrera pero continúan adelante".
Los corredores que cayeron trataron de permanecer abajo para que los toros no los confundieran con un montón de hilachos, o algo así, y saltaran sobre ellos, pero los toros desorientados y enfurecidos venían de todos lados y el truco no funcionó.
Terreno resbaladizo
El desarrollo de los festejos se complicó debido al mal tiempo y una lluvia insistente que dejó resbaladizo el terreno, donde muchos de los espectadores que participaban de la fiesta, mientras otros quedaron golpeados.
Registrado por la televisión española, pudo verse cuando uno de los asistentes, embestido en estómago y pecho por los toros, fue de inmediato asistido por personal médico que lo trasladó al hospital.
Otra persona, corneada y arrojada al aire, cayó estrepitosamente al suelo.
Los más graves entre los heridos, según confirmaron los servicios de auxilio, son una norteamericana de 29 años identificada como Jennifer Smith y originaria de New Jersey, que recibió una cornada que le penetró unos 30 centímetros en la pierna. La mujer tiene además trauma cerebral.
También un inglés de 22 años fue corneado y los otros cuatro heridos -todos españoles entre los 23 y 27 años- tienen golpes en las piernas o tórax.