La Haya. - Slobodan Milosevic desafió ayer al tribunal de crímenes de guerra de la ONU, diciendo que la corte era un instrumento "ilegal" instrumentado por sus enemigos de la Otán y rehusó declararse culpable o inocente por los cargos de delitos contra la humanidad. En su primera aparición desde que fue trasladado de Belgrado a La Haya hace cinco días, el depuesto presidente yugoslavo se negó a cooperar con el magistrado británico Richard May, quien preside el panel de tres jueces. Como siempre un maestro de las decisiones sorpresivas, Milosevic hasta se negó a nombrar un defensor, en una manifestación de su desprecio por la corte de las Naciones Unidas. Los jueces dijeron entonces que el tribunal presentaría, en nombre de Milosevic, declaraciones de "no culpable" en los cuatro cargos formulados en su contra. Portavoces de la corte dijeron que las tácticas de Milosevic no impedirán que el caso se lleve a juicio y que podrían formularse nuevos cargos, entre ellos el de genocidio. La próxima audiencia fue programada para fines de agosto pero el juicio, en sí, probablemente no comenzará hasta el año próximo. "Considero que este tribunal es un tribunal impostor y el juicio un falso encausamiento", dijo Milosevic, con su cabeza en alto, en un inglés tranquilo y acentuado. El ex gobernante se negó a utilizar los audífonos negros para escuchar las traducciones, conocidos desde anteriores juicios por crímenes de guerra. "(La corte) es ilegal, al no haber sido designada por la Asamblea General de Naciones Unidas. De manera que no tengo necesidad de nombrar un defensor ante un ente ilegal", agregó Milosevic, quien se graduó como abogado hace 37 años. "El objetivo de este juicio es producir una justificación falsa para los crímenes de guerra cometidos por la Otán en Yugoslavia", aseguró aludiendo a las incursiones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en su país. La historia se había escrito ya con la lectura de los cuatro cargos en su contra, al ser Milosevic el primer jefe de Estado encausado ante un tribunal internacional por crímenes de guerra cometidos mientras aún ejercía el cargo. En caso de que se le condene, Milosevic podría pasar el resto de sus días tras las rejas. "Ese es su problema" Tras instarlo a que nombrase un defensor, el juez May preguntó al fervoroso nacionalista serbio si deseaba escuchar en su totalidad el encausamiento por tres cargos de delitos de lesa humanidad, que incluyen asesinatos y deportaciones en masa, y uno de vulnerar las convenciones de Ginebra sobre conducta durante acciones de guerra, a raíz de la campaña de limpieza étnica emprendida en Kosovo en 1999. Alejando las manos de su mentón, en un gesto de aburrido desacato, Milosevic dijo, en inglés: "Ese es problema suyo". Después de preguntarle cuál sería su declaración ante el tribunal, May le interrumpió una nueva cadena de invectivas contra la Otán y el tribunal: "Señor Milosevic, este no es el momento de pronunciar discursos", dijo, con gélida cortesía británica. El juez británico interpretó su negativa a pronunciarse como una declaración de "no culpable" y aplazó el juicio hasta al 27 de agosto. En esa fecha se celebrará, por orden del tribunal, una conferencia para discutir la continuación del proceso. Tras consultar a sus colegas en el estrado, el jamaiquino Patrick Robinson y el marroquí Mohamed Fassi Fihri, May agregó: "Trataremos su respuesta como una falla en formular una declaración. Vamos a formular, en su nombre, una declaración de no culpable en cada uno de los cargos". Guardias armados habían introducido en la sala cinco minutos antes al ex presidente yugoslavo, quien se sentó con las piernas cruzadas en una silla tras el banquillo de acusados, escoltado por dos agentes policiales.
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