El primer corazón artificial (para utilización provisoria) en Argentina, lo implantó el doctor René Favaloro en 1997 en la fundación que dirigía. El trasplante fue el primero del tipo en Sudamérica y el paciente Rubén Zalloco, de 50 años y casi 100 kilos de peso, recibió el mecanismo exitosamente. El implante de estos mecanismos, que se utiliza habitualmente en casos de grave riesgo de muerte, es un dispositivo de asistencia ventricular alimentado por una batería eléctrica, que permite estirar los plazos de espera de un paciente que necesite un nuevo corazón. El dispositivo reemplaza al ventrículo izquierdo en su función de irrigar la sangre a todo el organismo y es utilizado en los principales centros internacionales para mejorar el estado de los pacientes que esperan implantes de corazón, aunque hay algunos casos en que los médicos logran recuperar las funciones del propio órgano afectado y no es necesario el trasplante. La primera operación del corazón artificial pudo realizarse en la Fundación Favaloro porque la entidad recibió más de medio millón de dólares en equipamiento de parte de instituciones internacionales para que pudiera comenzar a realizar intervenciones de este tipo.
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