El vocero presidencial, Ricardo Ostuni, se esfuerza por quitarle trascendencia a la polémica desatado sobre las bromas que tienen como blanco a Fernando de la Rúa, pero tampoco oculta su preocupación por la caricaturización que hacen los humoristas sobre el jefe del Estado. "A veces estos temas se abordan con mucha chabacanería o con mucho talento. Hay que saber diferenciar los límites", razonó el funcionario. Sin embargo, Ostuni no pudo opinar sobre la parodia del "Gran cuñado" que se hace en el programa de Marcelo Tinelli porque, según dijo, nunca vio el sketch. Sí reconoció que una sola vez vio por televisión al imitador, y lo hizo junto al propio De la Rúa. Pero eso ocurrió el año pasado, cuando no se habían agregado otros personajes. "Al presidente le causó mucha gracia, tanto que después fue al programa", dijo a La Capital con ese tono amable que lo caracteriza. Ostuni fue uno de los hombres del entorno presidencial que salió a desdramatizar los alcances de la sátira, en contraposición a la actitud guerrera de Juan Pablo Baylac. Pero ante una pregunta puntual, el vocero negó que esté enemistado o existan diferencias con el subsecretario de Comunicación. "En líneas generales estamos de acuerdo. Lo que pasa es que tenemos estilos distintos de decir las cosas", afirmó. A pesar de las versiones existentes, Ostuni descartó que el gobierno pretenda silenciar o poner límites a los que hacen humor con la figura del presidente: "No tenemos esa intención, ni la puede haber tampoco, porque en Argentina no existe más el delito de desacato". En su afán por quitarle dramatismo al asunto, Ostuni reiteró que "es sano reirse de sí mismo", y cerró la conversación con este diario así: "Creo que es un tema que no da para más y que no tiene que tener la trascendencia que se le dio".
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