Las sucesivas devaluaciones del real y la decisión de la Argentina de fijar un dólar diferencial para las exportaciones e importaciones fueron ejes de disputa en la última cumbre de jefes de Estados del Mercosur que finalizó ayer y donde se escucharon duras críticas por parte de Uruguay y Paraguay a las políticas cambiarias de los principales socios del bloque. Durante el encuentro, el primero luego de que la Argentina presentara el nuevo plan de medidas económicas que incluyen la adopción de un factor de convergencia para mejorar la competitividad de sus exportaciones, Paraguay y Uruguay hicieron escuchar sus reclamos en contra de las barreras cambiarias y comerciales que plantean los otros dos socios. La ofensiva, a la que también se sumaron Chile y Bolivia como países asociados, planteó como problema central del proceso de integración la dispersión de sistemas de paridad dentro del bloque. En un durísimo discurso, el presidente uruguayo Jorge Batlle acusó a los presidentes de las naciones más grandes del bloque de tratar de hablar de sólo las cosas buenas que se lograron en los diez años de vigencia del Mercosur, y no mencionar los serios inconvenientes que presenta el proceso. En ese sentido, sostuvo que el principal problema que enfrenta el Mercosur es la cuestión cambiaria de los socios más fuertes, especialmente de Brasil, con la continua depreciación del real. Argentina, que desde 1991 mantuvo un tipo de cambio fijo que ata el valor del peso al dólar en relación uno a uno, comenzó a implementar esta semana un sistema dual por el que las operaciones comerciales podrán efectuarse con un peso cuyo valor es un promedio entre el dólar y el euro. Por otra parte, la constante devaluación del real brasileño, que en lo que va de 2001 perdió más del 20 por ciento de su valor frente al dólar, causó inconvenientes en el comercio interno del Mercosur, que el año pasado intercambió bienes por 17.000 millones de dólares. Los quejas apuntaron esencialmente hacia la actitud del principal socio del bloque. En este sentido, Batlle, culpó a Brasil por devaluar su moneda desde enero de 1999 y, en cambio, defendió a la Argentina, tal como había hecho en otras oportunidades. Además, el mandatario uruguayo propuso la coordinación de una política cambiaria para el Mercosur, para que "nadie devalúe como se le ocurra", explicaron fuentes diplomáticas. "Brasil no le pide permiso a nadie para devaluar", dijo el presidente del opositor partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el ex canciller paraguayo Miguel Abdón Saguier, tras reunirse con el presidente argentino, Fernando de la Rúa, a quien le pidió que se establezca una cláusula de "solidaridad" para ajustar los desequilibrios entre los distintos miembros del grupo. El presidente uruguayo se convirtió en una de las figuras del encuentro, y el principal vocero de las críticas de los países más chicos, al punto tal que llegó a pedirle al ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo que coordine una política cambiaria en el Mercosur. El protagonismo en el que puso Batlle a Cavallo no fue muy bien visto por el presidente De la Rúa, quien a poco de conocer el pedido del presidente uruguayo aclaró que se trató de "un homenaje cordial que ha querido hacer alguien que él respeta y no una propuesta".
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