Laura Vilche
Noelia tiene 16 años y seis hermanos. Vive en Alto Verde, un asentamiento precario de Villa Gobernador Gálvez. Hasta antenoche llevaba adelante un embarazo de 28 semanas, una situación que interrumpió ella misma gatillándose un disparo en la panza. Un drama. En muchos países el aborto es ilegal; sin embargo, hay mujeres que deciden igualmente interrumpir sus embarazos. Una práctica que en Rosario se realiza clandestinamente en consultorios médicos a un costo de 1.500 pesos, o en la casa de una abortera por 150 pesos, según revelaron a este diario diversas fuentes. Pero el caso de esta adolescente fue aún más trágico. Ayer al mediodía, el estado clínico de Noelia (cuyo apellido no se publica por su condición de menor) era reservado. Permanece en la sala de terapia intensiva del Hospital Centenario donde se recupera de las heridas sufridas por el disparo, que no sólo terminó con la vida del feto, sino que le lesionó la zona del intestino. La causa fue caratulada por la Justicia como aborto, pero Noelia no irá a prisión. La historia reciente de la joven fue reseñada ayer por su madre y por Cecilia, una amiga de 17 años, quien antenoche presenció el momento del disparo. "No nos explicamos por qué hizo lo que hizo. Ella se controló todo este tiempo en el Hospital Sáenz Peña. Estábamos todos esperando esa bebita. Si hasta le teníamos preparada la ropita y el moisés. No sé por qué tomó esa decisión", se preguntaba una y otra vez Elisa, su madre, de 37 años. La mujer, rodeada por toda su prole, atendió a La Capital en la puerta de su hogar, una casa de bloques a medio terminar, con tres habitaciones y un gran patio. Elisa vive con sus hijos, que van en escalera de los 20 a los 5 años, y su compañero, Carlos, de 30 años, carpintero y único sostén de la familia. La madre de Noelia cuenta que su hija no estudia, ni trabaja, y que noviaba con un hombre casado. "El no se iba a ocupar de la criatura, pero nosotros nunca le hicimos problemas por eso. Es más, le estábamos preparando una casita aparte para que estuviera allí tranquila con su bebita", dijo. La amiga de Noelia, Gabriela, es a la vez su vecina más cercana. Vive en una casilla precaria ubicada a pocos metros, casi en el mismo terreno, y a la que se llega caminando por un angosto pasillo. Gabriela contó a este diario que anteayer Noelia comenzó a decir que se quería "sacar" el bebé, que nunca pensó en ir a una abortera y que comenzó a dar vueltas con un revólver que pertenece a su madre. "Me dijo que se iba a disparar, yo no le creía demasiado, pero empecé a decirle que dejara el arma. Como no me hacía caso me fui a su casa a contarle a su mamá, pero apenas me di vuelta, escuché el disparo", relató. Minutos más tarde Noelia era trasladada de urgencia al hospital y Gabriela fue llevada a declarar a la comisaría 26º de Villa Gobernador Gálvez. Allí, en un primer momento, la historia que contó Gabriela fue otra, muy distinta. "Dijo que iban juntas caminando y que al pasar bajo el puente ubicado a pocas cuadras de su casa le disparó un hombre con intenciones de robarle el abrigo", señalaron desde la dependencia policial. Sin embargo, en poco tiempo la joven se quebró y confesó lo que había ocurrido realmente. "Es que al principio tuve miedo, y todavía lo tengo, no entiendo por qué Noelia hizo eso", expresó Gabriela.
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