El virus Junín penetra en el organismo humano a través de pequeñas heridas en la piel, por la boca, la nariz y los ojos, al tomar contacto con las deyecciones o la sangre de un roedor infectado. En lo casos donde la detección de la enfermedad es precoz, se dispone de un tratamiento específico a base de plasma de convalecientes de FHA.
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