Año CXXXIV
 Nº 49.152
Rosario,
martes  19 de
junio de 2001
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Una ficción que se toca con la realidad
La obra de Neil Simon muestra una gran vigencia

Carlos Andrés Calvo regresó al teatro con "El prisionero de la Segunda Avenida", bajo la dirección de Norma Aleandro. El popular actor trajo a Rosario la impecable pieza del norteamericano Neil Simon que representó el sábado y el domingo últimos en el Auditorio Fundación Héctor I. Astengo.
Muy bien secundado por Georgina Barbarossa y un elenco que integran Alicia Aller, Adela Gleijer, Carlos Roffe y Pochi Ducasse, el actor aceptó el reto de afrontar la doble prueba de protagonizar un drama ajeno mientras supera uno propio. La vuelta del artista a la escena se produjo tras la lenta recuperación de una grave afección física y ese hecho se emparenta en forma directa con las características del papel que interpreta en la obra: las desventuras de un americano que a los 47 años se queda sin trabajo y se siente un excluido del sistema. El paralelismo entre la depresión que supera el personaje de ficción y la recuperación del actor que vuelve a la escena es inevitable.
Los textos del dramaturgo norteamericano Neil Simon, caracterizados por diálogos ágiles y de continuos retruécanos muy inteligentes, ponen a prueba a la dupla actoral. El autor construye textos que no dejan resquicios para las improvisaciones porque en la secuencia de parlamentos esconde la gracia y el efecto. Esa característica de la pieza obliga a los actores a ser muy precisos y a manejar con exactitud los tiempos en la escena.
La puesta, que en el balance final sale a flote, por momentos parece carecer de la fuerza necesaria como para explotar en profundidad el texto.
Quizá el tema, que habla de una pareja norteamericana de edad intermedia que resulta acosada por la crisis en un sistema que no perdona fracasos, podría haberse acercado mucho más a la realidad de matrimonios argentinos de clase media que se encuentran en situaciones similares.
Simon esconde un drama tras la comedia y lo muestra en forma retaceada para no caer en lo panfletario. Y probablemente ese método resulte más efectivo como vehículo de un mensaje.
La participación del elenco integrado por actores veteranos es tan correcta como breve. Entre los personajes secundarios brillan con un poco más de esplendor las intervenciones de Carlos Roffe y de la rosarina Alicia Aller.
En la pareja central se destacó como más sólido el desempeño de Georgina Barbarossa que el del propio Calvo. Aunque, sin dudas, tanto por la circunstancia personal que atraviesa como por cartel, él sea la estrella convocante del espectáculo.


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