Gotemburgo. - El primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, afirmó ayer en Gotemburgo que su país sigue comprometido con el proceso de ampliación de la Unión Europea (UE) hacia el Este de Europa. "El «no» (que triunfó la pasada semana en el referendo irlandés sobre la ratificación del Tratado de Niza) no debe ser interpretado como un voto en contra de la ampliación", explicó Ahern en su intervención en la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de los 15 países miembros de la UE en el puerto sueco. Ahern enfatizó que su país -que obtiene grandes subvenciones de la UE como nación pobre- "sigue plenamente comprometido con la ampliación y la conclusión exitosa de las negociaciones de adhesión". Según Ahern, incluso quienes hicieron campaña a favor del «no» han subrayado que son partidarios de la ampliación. El irlandés se mostró "profundamente decepcionado" por el resultado. Ahern declaró asimismo que los términos del Tratado "no afectan de manera alguna los intereses básicos de Irlanda, ni amenazan nuestros valores". El Tratado de Niza, aprobado por los líderes comunitarios en diciembre pasado en la propia ciudad francesa, sienta las bases institucionales para la admisión de nuevos miembros en la UE. El rechazo popular del pueblo irlandés abrió una crisis en el proceso de ampliación europea, porque el tratado debe ser ratificado por los Quince para entrar en vigor. El 54 por ciento de los irlandeses votó en contra de la ampliación, frente a un 46 por ciento a favor. Sólo el 35 por ciento del electorado acudió a las urnas. "Sé que es más fácil diagnosticar el problema que proponer remedios ampliamente aceptados", dijo Ahern. Advirtió que "muchas preocupaciones, ansiedades e incertidumbres que llevaron al resultado e indudablemente al alto grado de abstención, van mucho más allá de los términos del tratado propiamente dicho". Consideró que los irlandeses necesitan "un período de reflexión" que pretende impulsar mediante la convocatoria de un foro nacional sobre Europa. Agregó: "Desgraciadamente, existe una extendida sensación de desconexión entre las instituciones de la Unión y sus ciudadanos. Hay frustración por algo que a veces es visto como una ausencia de claridad, apertura y responsabilidad en cómo la UE maneja sus asuntos".
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