Había que verlos gritar bajo la lluvia, soportando con estoicismo las contingencias climáticas. Las dos pantallas gigantes ubicadas en el playón del parque España sirvieron para que 2.000 hinchas canallas vivieran el encuentro de semifinales como si estuvieran en el mismo estadio. Es que las escalinatas parecían las tribunas del Gigante. Los hinchas casi se quedan sin ver el partido por algunos directivos medios de PSN que se negaban a autorizar la televisación. Sin embargo, a último momento, se destrabó la situación. Cánticos, bombas de estruendo y banderas adornaron el escenario junto al río Paraná. Que tuvo como particularidad que mientras el partido se observaba a través de PSN, el sonido ambiente correspondía a la transmisión de LT8. Así el aire se fue poblando con cada uno de los gritos de gol antes de que los hinchas los pudieran observar. Fue algo extraño ver a los fanáticos auriazules gritar goles que en la pantalla aún no aparecían. El aliento enfervorizado del comienzo tuvo un click con el error de Tombolini que les dio el primero a los mexicanos. No hubo reproches para el arquero, quizás porque recordaban al artífice del triunfo en Cali. Pero el ánimo se retempló con los goles de Pizzi y Maceratesi. Y pese al empate de la primera etapa, estaban confiados en que se podía alcanzar el desequilibrio. Y como para demostrar que en verdad tienen aguante ante la adversidad, la lluvia que cayó durante el segundo tiempo les dio más fuerzas para alentar. Y si bien esta vez la suerte les fue esquiva, no callaron sus voces hasta el final.
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