Año CXXXIV
 Nº 49.148
Rosario,
viernes  15 de
junio de 2001
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Copa Libertadores
Central igualó y se despidió de la Copa

Miguel Pisano

Central se despertó. Después del sueño de los últimos quince días en los que llegó a codearse con los otros tres mejores equipos de América, los canallas regalaron dos goles en el primer tiempo, que a la postre los condenaron a un empate que los dejó finalmente fuera de la utopía de la final de la Copa Libertadores.
El partido no podría haber comenzado mejor para Central, que salió concentrado, recuperaba rápido la pelota en el medio y llegaba con profundidad. Inclusive lo hacía con tamañas facilidades que llamaban la atención.
Empero, Lequi se perdió el gol de cabeza en dos tiros libres y Maceratesi dilapidó la tercera llegada clara a los 3'. Y como un axioma futbolero, el primer tiempo se volvió de tal manera en contra que el equipo terminó redondeando su noche aciaga en el juego de los errores, dado que un par de yerros defensivos le permitieron a Cruz Azul convertir sus otras tantas llegadas claras. La primera nació en un córner de Palencia que Tombolini no retuvo y que Almaguer conectó solo, para enmudecer al Gigante.
Entonces comenzaría otro partido para el equipo del Patón, que debió luchar contra el karma de sus yerros primero, para recién después intentar llegarle a un rival tan extraño que juega bien con la pelota pero que otorga demasiadas ventajas defensivas. Cualquier parecido con los canallas no parece una mera coincidencia.
Y allá fue el local con su cruz, a tratar de pararse bien en su campo primero, y asegurar la pelota después y de llegar por fin. El primer rival fue Central mismo, que no supo manejar la ansiedad que le provocó ese yerro inicial y demoró diez minutos largos en volver a poner la pelota contra el piso e intentar jugar, aunque cometía demasiadas imprecisiones en las entregas. Un De Bruno demasiado estático no se mostraba como alternativa y sólo Vespa y Cuberas -al que parece costarle demasiado jugar como carrilero- se mostraron como salida junto a Ezequiel.
Con todo, se llegó al merecido empate a los 38' con un discutible penal por mano casual de Galdames ante un derechazo del Equi, que Pizzi cambió por gol a la izquierda. Y apenas cinco minutos después el propio Pizzi bajó una pelota en el área, habilitó a Maceratesi por izquierda y el Rafa definió con un derechazo a media altura.
Sin embargo, en la jugada siguiente Daniel Díaz perdió una pelota increible por derecha, Tombolini dudó en la salida y el posterior centro pasado de Palencia fue manoteado por el arquero, que le dejó la pelota servida a Adomaitis, que la clavó en el segundo palo.
Así de sencillo, como la vida misma: dos yerros propios, dos llegadas ajenas y dos goles. Y a empezar de nuevo.
Finalmente Central se paró mejor en el segundo tiempo. Se adelantó unos metros, presionó más para recuperar la pelota y, sobre todo, la aseguró. Y así Central llegó al tercero cuando apenas se habían jugado 15', con una fórmula tan simple y vieja como el fútbol mismo: desborde y centro del Torpedo Arias por derecha y la oportuna llegada de Maceratesi para tocarla de derecha en el primer palo.
Entonces llegaría el tiempo en el que Central metió la pelota en el área, pero careció de contundencia para definirlo, como en un par de cabezazos de Loeschbor y Pizzi y en un derechazo de Maceratesi que contuvo el seguro Oscar Pérez, en definitiva demasiado poco para un equipo con pretensiones.
Y en el último minuto, Cruz Azul le pegó el tiro de gracia con un desborde de Morales por izquierda, que Palencia -la figura de la cancha junto al argentino- tocó al gol del empate.
Así, luego de noches de gloria como las de Calama y la epopeya del Pascual Guerrero, los auriazules pagaron demasiado caro un par de yerros defensivos y se despertaron de golpe del sueño de la Copa. Un sueño que ya forma parte de la historia.



Erroz y Maceratesi no logran contener las lágrimas.
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