La intervención quirúrgica a la fue sometido ayer el presidente Fernando de la Rúa fue posible gracias a una de las metodologías que revolucionó la cardiología: el cateterismo cardíaco. El método se basa en la inserción de un delgado tubo dentro de un vaso importante (usualmente arterial) a través de la piel del brazo o de la ingle. Este tubo, llamado catéter, es dirigido de la arteria al corazón, donde se puede visualizar el grado de la lesión arterial. Esto fue lo que permitió detectar a tiempo la enfermedad y salvarle la vida al jefe del Estado.
Este procedimiento médico, que culminó con la angioplastia que se le practicó al presidente en el Instituto Cardiovascular, en la Capital Federal, fue desarrollado en 1977 por el doctor Andreas Gruentaig. La técnica permite dilatar el calibre de la arteria coronaria afectada por una estenosis aterosclerótica (placa de grasa) mediante el inflado de un pequeño balón o globo que se introduce a través del catéter.
Consultado por La Capital, el médico rosarino José Luis Imhoff, experto en cardiología, opinó que a De la Rúa se le realizó un cateterismo por los probables síntomas que experimentó cuando comenzó a sentirse mal: dolores en el tórax producto de una angina de pecho.
Imhoff, ex ministro de Salud en la primera Gobernación de Carlos Reutemann (1991-195), aclaró que no tenía conocimiento sobre la gravedad de la lesión coronaria de De la Rúa, pero estimó que la enfermedad está vinculado al hábito de fumar, el estrés, la hiperglisemia o la edad del paciente.
En el mismo momento en que este medio le consultaba su opinión, llegó la confirmación de que al jefe del Estado le habían practicado una angioplastia. "Eso es, sin dudas, porque ha tenido una enfermedad de las arterias coronarias. No tiene que ver con un procedimiento de chequeo", dijo Imhoff. Es que por esas horas el propio presidente y sus voceros decían que sólo se trataba de una revisión médica de rutina.
"Como ha tenido una enfermedad obstructiva de una arteria coronaria, se decide dilatarla (hacer una angioplastia). Por el mismo catéter que se visualiza la lesión se introduce un tubo de unos 0,5 milímetro de diámetro, que se infla para superar la obstrucción. Es decir, se rompe la placa aterosclerótica que tapona el flujo sanguíneo", amplió el cardiólogo rosarino.
Imhoff dijo que en casi todos los casos, una vez que se destapa la arteria obstruida, se coloca luego un stent: una malla metálica que permite que el vaso sanguíneo no se estreche nuevamente. Este dispositivo queda en forma permanente dentro del cuerpo.
El ex ministro de Salud afirmó que la lesión cardíaca que afectó a De la Rúa no tiene una correlación con el neumotórax que sufrió días antes de asumir como presidente. "Si se quiere homologar el caso, es lo mismo que se le practicó al ex presidente Carlos Menem cuando se le obstruyó la carótida", amplió.
Imhoff consideró que la angioplastia puede hacerse en forma urgente o programada, según la gravedad de la enfermedad.
Causas y efectos
La letal combinación de una mala alimentación, exceso de grasas y colesterol, estrés y falta de una adecuada actividad física conduce a un estrechamiento de la luz de las arterias coronarias. Estos vasos, pilares fundamentales de la fisiología del corazón, son los que nutren con sangre rica en oxígeno al infatigable músculo cardíaco.
Cuando estos vasos ven estrechada su luz por depósitos de grasa en sus paredes (placa aterosclerótica) se produce la insuficiencia coronaria. La sangre oxigenada no atraviesa en suficiente cantidad estas arterias y el músculo recibe menos oxígeno del que necesita para su función contráctil.
La consecuencia de este cuadro es una peligrosa entidad llamada isquemia: la falta de oxígeno del tejido. La isquemia cardíaca conduce, según su severidad, a cuadros como la angina de pecho (angor pectoris), que es su mínima expresión, o el infarto de miocardio, un peligroso cuadro, muchas veces mortal.
La tecnología aplicada a la medicina provee de métodos invasivos (denominados de esta forma por realizarse en el interior del cuerpo a través de punciones o incisiones), que permiten tanto diagnosticar como tratar distintas enfermedades. Uno de esas técnicas, que revolucionó la cardiología, es el cateterismo coronario.
El método se basa en la introducción de una delgada sonda dentro de una arteria importante (en el brazo o en la pierna). El catéter es dirigido a través de la arteria hacia el corazón. Una vez allí, se inyecta a través del catéter un líquido opaco a los rayos X (denominado medio de contraste), que circula en la sangre por todo el trayecto del vaso a estudiar. La imagen que se obtiene de los rayos X permite a los especialistas determinar si ese conducto presenta estrechamientos de su diámetro, dilataciones o bien interrupciones provocadas por la placa de ateroma.
Estas imágenes dinámicas se conocen con el nombre de cinecoronariografías. Pero el cateterismo permite además realizar otros procedimientos: hacer una biopsia al tejido cardíaco para estudiar las posibilidades de rechazo de trasplante, diagnosticar enfermedades musculares o inflamatorias del corazón (como la miocarditis), e incluso realizar tratamientos, como la angioplastia coronaria.
El método es más sencillo y menos invasivo que el tradicional by-pass con que se suele tratar la enfermedad coronaria, y su uso está muy extendido en hospitales de todo el mundo.