Año CXXXIV
 Nº 49.142
Rosario,
sábado  09 de
junio de 2001
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Una opción más para el productor

José Leone (*)

El cultivo de lenteja se realizó por primera vez en Santa Fe en 1930. Posteriormente, Argentina pasó a ser uno de los principales exportadores del mundo. La superficie cultivada en el país se estima en unas 50 mil hectáreas. Buenos Aires y Santa Fe cubren el 95% de la superficie.
Hay variaciones importantes de superficies sembradas todos los años debido al costo de implantación. La mayor concentración del cultivo se encuentra en una franja que se extiende desde San Pedro hasta San Lorenzo, por 100 kilómetros, costeando el río Paraná.
Si se analiza el rendimiento del cultivo de la lenteja en los últimos años se verá que existe una variación provocadas por causas climáticas, además de no aplicarse una correcta tecnológica.
Elección de lote. En la región se ha generalizado desde hace varios años el doble cultivo trigo/soja con uso intensivo, que aceleró el deterioro del suelo y con ello aumentó su susceptibilidad al planchado, disminuyendo la capacidad de almacenaje de agua, menor aireación, disminución de fertilidad y un proceso de erosión super acelerado.
La preparación de la cama de siembra tenía que ser libre de rastrojo en superficie y lo más pareja posible para asegurar una adecuada implantación, ya que esta ponía en juego la degradación del suelo en un corto plazo. La disminución de rendimiento de la lenteja en los últimos años se debe a todas estas condiciones específicas. En consecuencia, a este proceso en 1995 se comenzó a realizar ensayos en siembra directa, resolviendo estos problemas.
La siembra de lenteja después del maíz es lo más aconsejable. Estos lotes barbechados químicamente llegan al momento de la implantación en óptimas condiciones de humedad. Los campos destinados a este nuevo cultivo tiene que ser lo más parejos posibles, bien drenados, buena distribución del rastrojo anterior y sin huellas.
La lenteja tiene un buen comportamiento en clima templado frío, resiste perfectamente a las heladas invernales, en la primer fase de crecimiento, de germinación a floración, pero posterior a este período es sensible a las bajas temperaturas.
Esto da una fecha definida de siembra, que va desde mediados de junio hasta fines de julio. La densidad es algo a tener muy en cuenta, ya que es difícil llegar a obtener 200 plantas por metro cuadrado, lo cual se logra con 150 kilos de semilla por hectárea, con una calibración de 5 a 6 milímetros.
En los últimos tres años se está realizando en siembra directa con resultados muy interesantes. La siembra tiene que tener una distancia entre línea de 17,5 centímetros, con fertilización localizada para no dañar la semilla.
Con la siembra directa se resolvió el problema de la cosecha, ya que esta se dificultaba por los terrones de tierra que quedaban en la superficie con la siembra convencional.
(*) Ingeniero agrónomo


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