| | cartas Mi eterno agradecimiento
| Quiero contar una historia de la que fui protagonista principal y que se inició un 4 de junio de 1994. A los 20 años era un deportista prometedor, mi pasión era y es el fútbol, tuve la posibilidad de integrar la tercera división de Boca como arquero. Mi vida hasta ese momento era color de rosa, pero un accidente de tránsito, con un asegurado de San Cristóbal, me jugó una mala pasada: hoy me encuentro parapléjico. Pasada la etapa del trauma psíquico, dado que la incapacidad física me perdurará hasta la muerte, me hizo recapacitar sobre mi futuro. ¿Cómo subsistiría económicamente cuando no cuente con mis padres o si éstos no pudieran mantenerme? La Compañía San Cristóbal, aseguradora del vehículo causante del siniestro, me ofreció la opción de cobrar una suma de dinero en un solo pago o bien percibir una renta mensual en dólares durante toda mi vida. Elegí esta última. Luego de siete años del accidente mi experiencia y conocimiento de lo sucedido hacen que pueda aconsejar a todos los que reciben un capital para que sepan invertirlo. No gastarlo en bienes materiales. La renta que percibo me permite vivir dignamente y no sentirme una carga. No tengo problemas para el futuro dado que la mensualidad que me otorgan en dólares me es suficiente. Ahora tan sólo tengo que tratar de suplir mi incapacidad física a través de tareas intelectuales y ocupaciones que puedo realizar. Agradezco a familiares, amigos y a la aseguradora que me acompañan en este difícil trance. Leonardo Hernán Fonseca
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