Javier Parenti
Newell's volvió a chocar con sus altibajos. Equivocó una vez más cómo desandar los caminos al gol y padeció una nueva derrota. Esta vez decisiva. En el momento menos oportuno. Ante su gente, en la despedida de su casa en el Clausura, pero lo que es peor, una semana después de su mayor alegría por el festejo gigante ante Central. Y si algo faltaba, dejó escapar su última y casi utópica chance de pelear hasta la última fecha por algo más, como era su sueño original de clasificar a la Copa Mercosur. El verdugo fue Independiente, un rival que llegó al Parque en peores condiciones que la lepra, y al que le bastó un gol de rebote para marcar la diferencia. Las intenciones rojinegras quedaron contrapuestas con la definición. El buen trato de la pelota no alcanzó para marcar el desnivel que se necesita para formar parte de la elite futbolística. Las intermitencias volvieron a jugarle en contra al equipo de Ribolzi. Y ni la dosis de fortuna se mostró del lado rojinegro. Es más, le jugó decisivamente en contra. Cuando el inicio pintaba favorable. Ese remate de Ramírez a los 8' carecía de la dirección para llegar al gol, pero la pierna del Cuchu Cambiasso se interpuso en el camino para descolocar a Cejas y concluir su camino en la red. Entonces Newell's tuvo que empezar a subir la pendiente. Fue decidido pero no seguro. Buscó los caminos mediante distintos libretos pero se equivocaron sus intérpretes. Manso exhibió su buen toque, Saldaña encontró espacios y fue punzante con sus habilitaciones, Rodríguez buscaba por derecha y llegaba, pero Pavlovich no aparecía y la velocidad de Mauro Rosales no tuvo la respuesta esperada para traducir en gol sus tres oportunidades claras de la etapa inicial, cuando la lepra merecía igualar las cosas. No hubo caso. Newell's no pudo alcanzar su propósito en la parte inicial y por más que insistió en los últimos cuarenta y cinco nada cambió. Ni el aliento que seguía bajando de la colmada popular, que no le importaba tanto este resultado como reflejar en sus cánticos la linda locura por el clásico ganado una semana atrás. Ese resultado con el que ellos ya habían salvado la primera mitad de año, aunque mantuvieran oculta la mueca de disgusto por el resultado inesperado de sus primos. El apoyo duró hasta el final, como esperando la respuesta desde la cancha. La que no llegó traducida en resultado pese al esfuerzo, a las distintas variantes elegidas para alcanzarlo. Y fue derrota. La tercera seguida en el Coloso, la novena en el torneo -sobre 18 partidos-, la que reflejó la intermitencia rojinegra. La que confirmó que Newell's cierra el Clausura con los números en rojo.
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