Año CXXXIV
 Nº 49.136
Rosario,
domingo  03 de
junio de 2001
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"Es triste, pero cada vez veo menos futuro"

Gustavo (30 años) sale del Consulado General de Italia con una cara que lo dice todo. Es que después de iniciar el trámite de ciudadanía hace cosa de año y medio, acaba de conseguir el ansiado pasaporte de ese país, un tesoro que le otorgará legalidad a su desembarco en Europa como residente. Ahora es ciudadano italiano con todas las letras, aunque su viaje no remonte la ruta que alguna vez emprendió su abuelo, sino que ponga rumbo a la isla de Tenerife, España, adonde pisará tierra en poco menos de un mes.
"Allá tengo a mi sobrino, que se fue hace un año y medio, y a mis dos hermanos, que también viajaron hace aproximadamente tres meses", explica. Esa red familiar no será poca cosa a la hora de llegar al extranjero: por unos meses le proveerá contención, casa y perspectiva laboral.
Tiene más que claras las razones que lo llevaron a pensar en la partida: "Me di cuenta de que este país tiene cada vez menos futuro para nosotros: hoy por hoy, ya tengo 30 años y muy pocas perspectivas. Simplemente, no quiero dejar pasar mucho tiempo más, hasta llegar a los 60 sin nada y ser un pobre jubilado del montón".
Aunque los costos reales de la decisión que ha tomado todavía estén opacados por la ilusión de lo que vendrá, Gustavo ya lamenta que las cosas sean como son. "Es muy triste decirlo: la verdad es que acá veo cada vez menos futuro, yo quiero a este país, pero tengo muchos estudios por los que nadie acá me da nada y entonces tengo que buscar una perspectiva en otro lado".
Su currículum, afirma, incluye estudios secundarios y terciarios, tres años de aprendizaje de inglés y otros tantos de computación, pero eso no le sirvió ni para conservar el empleo que tenía en la firma Coca-Cola.
"Trabajaba junto a otras seis personas en el sector de marketing de la empresa, pero supuestamente la planta ahora se trasladaría a Mendoza y ya quedamos cesantes los seis, así que por el momento soy un desocupado más", se lamenta.
No es para menos. Gustavo está casado y tiene un nene de 6 años. Esa fue una de las motivaciones que lo impulsaron a intentar abrirse camino afuera del país. En principio se irá solo para "abrir camino" y adaptarse "a la forma de vida de allá". Apenas pueda buscará casa propia y, recién entonces viajará el resto de la familia, previa venta de lo que tiene. Después la vida dirá.


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