Betty Gambartes tiene un pasado como pianista al que hoy mira sin nostalgia. Habla de él con cariño pero también con conciencia de que su camino creativo no pasaba por la carrera de pianista. "Tenía muy claro que yo quería ser como Marta Argerich y también estaba claro que no llegaba ni ahí. La carrera de pianista, como cualquier carrera, requiere no sólo saber tocar sino también tener otros talentos paralelos, el de saber entrar en los medios y ubicarse, por ejemplo", dice, y después rememora las largas charlas que tenía con su ex cuñada pianista Norma Giuntoli. Aquellas charlas de su pasado rosarino, ya que Gambartes nació y vivió en Rosario, giraban sobre la convocatoria que podía tener un músico en un concierto. "Yo veía que el recital como forma me era poco. Para ser convocante como pianista tenías que ser Marta Argerich, y yo me daba cuenta de que nunca llegaría a ser como ella", confiesa hoy Gambartes. "Yo buscaba otra forma, algo donde el público no fuese el gueto pianístico", sostiene y después cuenta una de sus primeras experiencias internacionales, en la que duró poco porque advirtió que estaba errando el camino. "Como pianista gané el concurso para ser acompañante del Washington Ballet. Nadie se lo esperaba, pero cuando llegué al puesto me di cuenta de que eso no era lo mío. Tenía que abordar un repertorio que no conocía y que además me iba a encasillar en un trabajo rutinario. Renuncié a los pocos meses". "Ese es mi pasado pianístico", explica sonriendo Gambartes. "De regreso en la Argentina me pregunté que podía hacer con mi pasado pianístico. Por mi formación anterior me di cuenta de que lo mío era la dirección, específicamente de ópera. Entonces entré al Colón con un pasado pianístico pero no operístico, y en el Colón son todos operómanos. Después de algunas extrañezas me acomodé, egresé y ahora enseño en el Colón", relata. "Kabaret criollo" reúne canciones conocidas en su mayoría como clásicos de un repertorio popular de origen europeo. Entre ellas se cuentan "Lili Marlene", "Yo soy una vampiresa", "Ne me quitte pas", "La traviesa Lola", "La vie en rose", "Non, je ne regrette rien". También, en uno de los momentos de mayor creatividad del show, se unen en un cuadro "Mackie the Knife", de Kurt Weill y Bertolt Brecht, con "Pedro Navaja", de Rubén Blades. "Me di cuenta hace muchos años de que Blades había hecho algo genial con la canción de Weill y quería ponerlo en un espectáculo", dice Gambartes. Gambartes fue regisseur de óperas como "Il tabarro", de Puccini, "Los cuentos de Hoffmann", de Ofenbach y "Las bodas de Fígaro". Actualmente prepara la ópera "Orestes, último tango", a pedido de The World Music Theater Festival de Holanda para ser estrenada en ese festival en el año 2002.
| |